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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CUALQUIERA SE FÍA

 

                 A vueltas con la confianza. Si los mercados no son jilis, como refería don Montoro, los españoles no somos tontos. Por más que se manipule al personal, al cabo la verdad se hace hueco.  Aunque sea pequeño y tardío.

 

                El contundente apoyo de Rubalcaba a Rajoy en la consulta catalana no me convence. Tiene el equilibrio de un lapicero colocado de pie en un terraplén al aire libre. Bastará el soplo de una ligera brisa procedente del aliento seco de Pere Navarro para que ruede. Eso de que dónde irás, buey, que no ares, tiene vigencia universal. La traición es un puñal en la sonrisa de los falsarios.

 

                Con Gibraltar, como antes con Marruecos, las huestes psoecialistas ponen de manifiesto que traicionar es el verbo que conjugan los cobardes y los depravados. Los dirigentes del PSOE que se han reunido con Picardo, ministro Principal del Peñón, dan muestras de su cercanía ética a esos tipos de comportamiento desleal.

 

                Las colas en la verja son la excusa perfecta para que la Oposición torpedee la política del Gobierno. Prefieren el libre tránsito antes que la seguridad ciudadana. Si se permite el contrabando o el tráfico de drogas, poca cosa. Lo que interesa al personal de Susana Díaz es la apariencia de diálogo. Diálogo que es la rendición de las máximas de ética que deben sostener a un Gobierno honrado.

 

                Ya digo. Detrás de Picardo hay alguien de España. Aparte del Reino Unido. El patriotismo de algunos es inversamente proporcional a su involucración en temas de desfalco y de corrupción. No falla.

 

                El Pere Navarro es a Rubalcaba lo que Zarrías a Susana. Al tiempo.

 

                Un saludo.

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