EVOSALARIO
La izquierda perdularia hispanoamericana nos ha vuelto a dar una lección de liberalidad y de respeto a los valores del pueblo. Don Evo Morales, que sigue siendo presidente de Bolivia aparte de jugador de fútbol y adelantado de la moda andina, nos ha manifestado que eso de la lectura no le apetece. Desde pequeñito se le atragantó ese hábito. Un ejemplo el hombre. Total, para qué le ha hecho falta leer. Ni antes ni ahora. Las leyes, los decretos, los discursos pasan por delante y con un vistazo le basta antes de rubricar su contenido.
Así está el país. Después le echarán la culpa a los colonizadores españoles. Nuestra leyenda negra sigue forjándose con los Morales, los Ortega, los Maduro, los Castro y los Correa. Los Kirchner son otra cosa. Más europeístas, su mangancia es mesopotámica, entre el río de la corrupción peronista y el río del gansterismo neoyorquino.
Bueno, pues don Evo nos anuncia que se sube el sueldo presidencial. Que las cosas andan mal por la cordillera y que se siente obligado a elevar su remuneración. Este señor es que no quiere nada para sí. Su amor al presidente es el que le hace tomar estas medidas tan dolorosas. Después, advierte, elevará los ingresos de los miembros de la Administración. Pero primero él. Después, también él. Y en tercer lugar, Evo Morales.
La fauna política de los países hermanos, que ya es decir, engendra monstruos que la razón no acierta a clasificar. Las izquierdas bananeras justifican su existencia en la idea de plus petición. El derecho laboral en el continente sudamericano se presta a abusos. Se reclaman sumas de dinero altísimas amparándose en supuestos de hecho simulados, en cálculos contumazmente erróneos, en números inflados a conciencia y un largo etcétera. Ocurre que los abusos se pasan de la raya y el abogado se somete una especie de pena que por aquellos lares se conoce como pluspetición inexcusable.
Pues eso. Si el abogado de la subida de sueldo del presidente es el mismísimo Morales –a ver quién se le va a oponer-, la Cámara de Contrato del Trabajo va a comprender el valor de sancionar al muchacho. Si acaso, la pluspetición será una petición plus: en vez de un veinte por ciento de subida, un dos mil. Para el gran jefe de la tribu de los macacos, todo, todo, todo. Para los macacos, coca, coca, coca. Y ahora que repitan lo de siempre: que toda la culpa es de los españoles. Desde Juan de Saavedra a Alonso de Mendoza. Vayan de paseo, oigan.
Un saludo.
0 comentarios