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Francisco Velasco. Abogado e historiador

APROBAR POR DECRETO

 

 No es noticia, hombre. Que un Delegado de Educación apruebe porque le da la gana a un alumno suspendido y, para más inri, le conceda el título de no sé qué, no constituye novedad. Forma parte de la no lex artis de estos sujetos de la política más inmunda. La Inspección educativa es muy dada a estos enjuagues ilegales. Aquí se prevarica por dos razones fundamentales. Una, porque el alumno suspendido/reprobado se inscribe en la línea no imaginaria que dibuja la órbita del sistema del partido psoecialista. La otra, en sentido contrario, que el chaval provenga de familia no afecta a la trama organizada. De lo cual se desprende, de un lado, que la educación pública se hunde en la propia miseria de sus dirigentes y, de otra parte, en que los profesores acaban sometiéndose, impotentes ante la fortaleza del enemigo, a sus exigencias.

 

Que el sindicato APIA haya denunciado al Delegado de Educación de Sevilla es un hecho singular. Con todo, pudiera haberlo hecho ante el Juzgado como medida de más amplio espectro. Pero bueno, algo es algo. La denuncia no la interpone, desde luego, el claustro de profesores o el colectivo de los docentes implicados en los suspensos. No se atreven. Más miedo que Carracuca. Oiga, que no les culpo, pero la situación es tan preocupante que me permito exponerla. La educación pública que se defiende a ultranza frente a la privada pasa por filtros de esta magnitud. No te preocupes, chico, que si a mí me sale de los bemoles, tú aprobaras hasta el doctorado.

 

De esta forma, el nivel desciende a estratos prehistóricos y para salir del trance, se hace lo de siempre. Esto es, maquillar las estadísticas y cantar las loas de la educación democrática de la Junta de Chávez y de Maduro. Pajaritos por aquí, buitres por allí.

 

No me gusta el papel de augur pero sí me gusta meter los pies en charcos intelectuales. Apuesten conmigo que la denuncia dormirá el sueño de los justos. Por más que se trate de un caso de flagrante prevaricación. Vamos, que van a inhabilitar a un jefezuelo de la Consejería por un quítame allá unos cates y regalarle un título de mercadillo. Hombre, si el muchacho ya está mancillado. Si suspende es porque no tiene idea o porque desarrolla el esfuerzo de una mosquita muerta. Pues nada, la escuela no es preparación para la vida, no. La escuela es vida. Lo que no puede ser es vidorra de unos y suplicio de otros.

 

Al Psoe le importa una higa todo con tal de mantenerse en lo más alto del pulpito. Pulpito, sin tilde. Con tentáculos malignos que parezcan brazos alabeados.

 

Un saludo.

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