VIAJE INFUMABLE
Manuel Andrés González me parece un político honrado. Mi conocimiento personal del alcalde de Lepe oscila entre el refilón y la epidermis de relaciones. O sea, pura circunstancia. Mira por donde me voy a permitir el lujo de realizar una crítica al máximo responsable del Partido Popular de Huelva sin temer por la continuidad de sentimientos comunes.
Un sarcasmo. El viaje turístico a gastos pagados de algunos dirigentes del PSOE, del PP o de IU a Bruselas me parece una mostración de descaro y una demostración de que el respeto hacia el pueblo es nulo. Este articulista estuvo el pasado verano una semana en Bruselas. Todos los gastos corrieron de mi bolsillo. Del mismo modo que hacen los millares de españoles cuando quieren visitar el reino de los belgas. Placer, ocio, interés cultural, llámenlo como quieran. Sin embargo, el señor alcalde de Lepe viaja a cuenta del partido, cuyo erario no se sufraga sólo con las cuotas de sus militantes.
Los defensores de la calidad democrática del viajero/turista accidental saldrán a la palestra para referir que el señor Manuel Andrés no ha ido a título personal sino en su calidad institucional. Y para qué, se pregunta la ciudadanía. Para trasladar a los europarlamentarios de su formación política un decálogo de iniciativas necesarias para la provincia de Huelva. Ya. Para ese viaje no necesita tales alforjas. La propuesta se remite por fax, por correo electrónico o por carta certificada con acuse de recibo. Y dos cirios pascuales a “San Sacabó”.
La mejor noticia que el dirigente popular puede ofrecer al pueblo es que su diligencia emprendedora no ha costado más allá de unos céntimos a los onubenses. Hay fotografías con efecto boomerang. La del señor González con las señoras Jiménez becerril y Estarás se inscribe en ese capítulo. Cualquiera que lea la noticia se mesará los cabellos antes de tirarse de los mismos. Hombre, gastarse una pasta gansa para finalidad tan importante como vano el procedimiento, es preocupante. Significa traspasar la línea roja de la vanidad y de los caprichos en los tiempos que corren. No tiene sentido. Se adentra en el fango de la arbitrariedad y de lo moralmente prohibido.
Si se quiere ayudar a la agricultura y a la pesca de Huelva, hágase con todas las fuerzas pero sin gastos superfluos. En la era de las telecomunicaciones, uno se monta una campaña de publicidad en menos que canta un gallo. Sin necesidad de aviones ni de hoteles ni de dietas ni de leches. Y si, al menos, el señor González justificara el periplo europeo en el hecho de pronunciar un discurso en la sede parlamentaria, pues ya sería otra cosa. Reunirse con dos colegas de partido para reclamar su entusiasta actividad en la defensa de Huelva, no merece más que comentarios ácidos. Que hay mucho paro en nuestra provincia. Y mucha indignación social. Y mucho cabreo ciudadano. Que no nos cuente historietas del Pulgarcito.
Y sobre todo, que no regalen armas de fuego dialéctico al PSOE. Con razón el señor José Fiscal ha sustantivado el viaje a Bruselas de “humo”. Se lo han puesto a huevo. A los compinches políticos de Mario Jiménez y de Griñán se les da un hueco e introducen en él toda la montaña de corrupciones que han ido generando en los últimos treinta años. Menudo favor han hecho a los barandas de los EREs.
Alguna vez aprenderán los del PP. Digo yo. Y que no sea demasiado tarde. Eso sí, el viaje de Manuel Andrés, infumable.
Un saludo.
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