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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MATACURAS

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Psicosis. Algunos sujetos destapan el tarro de sus frustraciones sin apercibirse de que su afección cancerígena provoca metástasis social. O mejor, sí se aperciben. El odio que acumulan les degrada la razón pero subliman su voluntad de asesinar.

 

El sindicato de estudiantes ha movido los resortes y ha llenado el tanque de gasolina del camión de la huelga. La movilización ha necesitado de una intendencia que no se paga con los euros de la paga semanal de papá. Se necesita mucho dinero para acometer esa iniciativa.

 

Los desharrapados mentales que se han colocado al frente de las manifestaciones callejeras son conscientes del poder mediático de sus protestas. El derecho de huelga ha prevalecido sobre el derecho a la educación. Lo peor no es la prioridad de uno sobre otro. La cuestión radica en que el ejercicio del primero no supone un deterioro del segundo. Si el derecho a la educación es acudir, o no, a las clases, entonces podemos afirmar que el alumnado se ha visto privado de una de sus libertades básicas. Sin embargo, si sopesamos la dimensión de la calidad educativa en estos tres días de paro discente, se comprobará que la educación no se ha resentido en absoluto. Del mismo modo que los recortes en los presupuestos del área educativa no van a reducir un gramo la masa del fracaso escolar.

 

Es cuestión de análisis. Si la Junta disponía ayer de cien millones de euros para educación y se comía el marrón y el desprestigio de que treinta de cada cien alumnos suspendían curso y abandonaban los estudios, a la vista de que los cien de ayer han adelgazado en los setenta de hoy, el desastre educativo debería ser proporcional al tijeretazo. Y no lo va a ser. Cómo que por qué. Porque siendo importante el dinero en cualquier actividad humana, en épocas de penuria y de restricciones, un buen sistema, sólidamente arquitrabado, descansa en la calidad de los trabajadores y en la cooperación de los administrados. Es el sistema el que falla, acaso porque nunca hubo sistema educativo sino adoctrinamiento político y marketing partidista.

 

Considero un error gravísimo atribuir a la juventud el estallido de broncas y de asaltos. Sólo son imputables a unos cuantos. Los matacuras. Los rompemuebles. Los asalta-radios. Los que se matriculan para calentar los culos en las aceras soleadas. Los que hablan con palabras de otros  y del antier. He ahí el germen de la mala educación. Esta gente no tiene respeto a nadie ni a nada porque sus padres no han querido/sabido/podido instruirlos en esta virtud, porque los profesores no han tenido recursos para llenar este vacío ético y porque la camarilla política sigue enfangada en la idea de que una sociedad culta es un mundo peligroso.

 

Los matacuras son la cúspide de una pirámide que se cae de vieja pero que se desmorona por la endeble calidad de sus materiales humanos. Los más gritones y los más faltones. Los que hacen de la no educación su arma de supervivencia. Matacuras.

 

Un saludo.

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