INDEPENDENCIA PERIODÍSTICA

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Con frecuencia escucho a colegas referir las excelencias de su espíritu crítico y del valor de su independencia profesional. Menos lobos. Nadie, y digo nadie, es independiente. Ocurre como con los cuerpos aislantes de la electricidad. Ninguno, y digo ninguno, lo es. Habrá óptimos y pésimos conductores, pero aislantes no se conocen. Respecto a la independencia profesional, idem de idem. Y si nos referimos a la profesión periodística, es que la carcajada me puede y no cabe el disimulo. Los intereses son tantos que el capital es una nimiedad. Se presta el talento como la espada y la pluma, que diría don Antonio Machado. Además, sin romanticismo.

 

La historia reciente está llena de cantamañanas que se dicen libres de presión. Y un lerele. Desde la SER a la COPE, pasando por la pública RTVE. Ni uno. La ideología de los trencillas de los medios suele medirse en puestos de trabajo, cantidad de euros por línea o por gabelas en forma de beneficios y dividendos. En el momento en que uno se salta la raya de la exigencia empresarial, la guillotina del cebrián de turno secciona la cabeza pensante. Es el momento de la diáspora a otro medio competidor. La fidelidad no se concreta en el libro de estilo sino en el estilo del libro. Ya me entienden. Que pregunten, si no, al inamovible Ignacio o al proyectable Germán.

 

Ya me dirán, en este orden de cosas, el por qué del transfuguismo. El fenómeno no es exclusivo de la política. Se extiende a todos los ámbitos de la sociedad. La independencia de la clase periodística es predicable de la banca. Botín o González son tan independientes del Gobierno, del que sea, como el partido que lo sustenta lo es de los préstamos que solicita. Devolverlo es tan raro que si se produce el reintegro, habría que editorializar el suceso en la tercera de los diarios escritos.

 

Fernández Marugán es un alto cargo psoecialista ligado a las finanzas de su partido desde que Zapatero cortejaba a su novia. Para reconocer el susodicho que el Psoe debe una pasta millonaria a dos de los bancos más importantes del país, ya tiene que estar seguro de su suerte. De la suya particular y de la de la banca. Si ésta desahucia al currito en menos que se salta una cuota, cómo es posible que perdonen millones a los partidos. No lo es si se piensa que ciertos desajustes tienen su compensación. Las quitas y las esperas se consagran en estas operaciones de independencia. Venga.

 

La misma independencia que los periodistas progres de la Sexta de Zapatero. Roures es un modelo de equidad y de respeto. Modelo hasta que le falta el combustible del Gobierno que propició su ingreso en el negocio de las telecomunicaciones. Pregunten a los trabajadores despedidos de El País de qué color es la ideología de Janli. En cuanto a la independencia de este genio de la literatura de todos los tiempos, ya les digo, su dimensión es pareja a los méritos que esgrimió para ingresar en la Rea Academia de la Lengua. En cuanto a las crónicas de los columnistas sobre este evento, todo un paradigma de la objetividad. Así están. Así son.

 

La sabiduría de los refranes encuentra su máxima altura en el que dice: “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Independiente, nadie. Dependientes, todos.

 

Un saludo.