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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MINISTRA BÁÑEZ

 

 Cierto que pertenecemos a generaciones distintas. Es verdad que nos movemos en círculos profesionales diferentes. Admitiendo las dos premisas anteriores, es difícil llegar a la conclusión que en una ciudad tan pequeña como Huelva no haya coincidido con la recién nombrada ministra en foro alguno. Ni siquiera en una cafetería del centro. Téngase en cuenta, para mayor abundamiento, que la sede del Partido Popular en Huelva es el edificio anexo al inmueble donde tengo mi vivienda. Cosas de la vida.

 

La nueva titular de la cartera de Empleo y Seguridad Social del gabinete de Rajoy es una mujer de reconocida trayectoria académica y de pujante credibilidad en el seno de su formación. Me satisface que así sea no tanto por ese patrioterismo que alienta a los ciudadanos de una provincia bastante olvidada, como por la esperanza de que Fátima Báñez se revele como la ministra capaz de reducir la gran lacra del desempleo. Lo lleva crudo.

 

Mariano Rajoy estableció el 7 de enero de este año que anuncia su entrada, que se prevé tumultuosa y disruptiva, como fecha tope para que patronal y sindicatos -lo de agentes sociales me suena a eufemismo hueco- se definan y se manifiesten sobre la reforma laboral. Es loable la actitud de la señora ministra en lo que concierne al diálogo fluido e incesante con Rosell, Toxo y Méndez. Lo que falta por ver es si los tres grandes gurús de las subvenciones inmotivadas se mueven en el mismo terreno intencional de la onubense y concretan sus posiciones sobre contratos, arbitraje de conflictos, convenios y absentismo y, por supuesto, en el caso de enroque, hasta qué punto piensan unos emplear el arma coactiva del cierre empresarial y otros manejan los trenes de aterrizaje del avión de la huelga/juerga general.

 

Uno, viejo por la experiencia y relativamente ducho por el estudio de la historia, es de la opinión que por más que el Gobierno apremie a CEOE, CC.OO y UGT, Mariano no tendrá más opción, a corto plazo, que pulsar el botón de las urgencias y de la unilateralidad si quiere que la reforma laboral sea una realidad en el primer trimestre de dos mil doce. Tiene que ser así porque, de desviarse del camino prometido, a ver quién es el guapo que garantiza la estabilidad presupuestaria y la reforma financiera. Que no quepa duda. El Real Decreto Ley de Medidas Urgentes se va a convertir en el acelerador de neutrinos sociales y económicos.

 

Rajoy tiene que mantener la congelación salarial de los funcionarios y cubrir la revalorización de las pensiones. Al tiempo, Báñez, a la luz del Boletín de Estadísticas Laborales, tendrá en cuenta que el número de empresas afectadas por expedientes resueltos por el FOGASA se ha incrementado más del 17% respecto al pasado año y que casi 250.000 trabajadores han sufrido las consecuencias adversas de los mismos. Datos y cifras bastante aproximadas a las que habrá de agregarse el montante verdadero de las deudas reales.

 

Fátima Báñez se enfrenta a un vendaval de problemas de relación y de diálogo. Porque cinco millones de parados, más los que se avizoran, es una carga personal, económica, social y política insoportable. Es una prioridad el insuflar un mínimo de aliento a todos ellos y a los que se ven con el agua al cuello. Fátima debe inspirar confianza. He ahí la clave. Que cuenta con el apoyo de los pesebristas profesionales de las directivas ugetista y comisionadora, pues qué bien. Que le niegan el pan y la sal, pues qué mal pero que hacia atrás ni para coger impulso. Siete años de golferías políticas es demasiado retroceso para más de lo mismo.

 

Un gobierno fuerte no equivale a un poder autoritario. En absoluto. Corresponde al Ejecutivo, democráticamente elegido, llevar a cabo lo que la mayoría de votantes le encargó. Ánimo, señora Báñez, y al toro. Muchos estamos pendientes de su eficiencia. Anhelamos su éxito porque será el del país. La gente de Huelva obtendrá un superávit de satisfacción por el logro de su paisana. Así sea.

 

Un saludo.



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