GÓMEZ MARÍN (A mi hermano Jose: cumpleaños feliz)
Algunos espectadores de Debate en Antena, el programa que dirige Paco Morán en Canal Luz, me han advertido del lapsus linguae que tuve en una de mis intervenciones. Me aseguran, y les creo a pie juntillas, que nombré al valverdeño José Antonio Marín Rite cuando el mensaje iba dirigido a José Antonio Gómez Marín. Al César lo que del César es. Tengo el máximo respeto por Marín Rite, socialista a la vieja usanza y político de probidad reconocida, pero no era él objeto de mis palabras. Me refería, digo, a José Antonio Gómez Marín.
Descubrir hoy a Gómez Marín es positivo. Más vale tarde que nunca. Pero José Antonio Gómez Marín es un referente imprescindible de la cultura española, e insisto en lo de española, de los últimos cuarenta años. Hombre de una vastísima cultura, Gómez Marín destaca asimismo por la brillantez de su labor periodística y su compromiso político con la defensa de las libertades en nuestro país. No en el período democrático, que por supuesto, sino en los duros años del tardofranquismo.
Allá por 2009, escribí un artículo dedicado a él y a otra gran figura de las letras de Huelva, Víctor Márquez Reviriego. Apostillaba antes, y reitero con satisfacción dos años más tarde, que nuestra provincia tenía una deuda con ambos intelectuales de la tierra. Uno y otro fueron redactores importantes de la mítica revista “Triunfo”, uno de los más excelentes modelos de oposición política a la dictadura. En aquella época, el periodismo era algo más que un ejercicio literario o una cita semanal o diaria con los lectores. Aquellos plumillas se jugaban el tipo en cada tirada. Sus artículos rozaban la acrobacia y el funambulismo de Pinito del Oro y, al tiempo, eran arietes que impactaban en pecho de los censores y ventanas que se abrían a la ciudadanía para que ésta respirara un poco del aire fresco de la anhelada democracia.
A pocos días de cumplir sesenta años, este articulista mira hacia atrás y comprueba, con la nostalgia de tiempos que no volverán, ni deben volver, y con la esperanza de un futuro menos funesto del que nos maliciamos, que aquellos héroes de Triunfo han sido sacrificados por la pseudoprogresía de los cómicos de la ceja. Por si fuera poco, han sufrido el vapuleo sin piedad dispensado por los mandamases de un Psoe que no perdona a nadie que, habiendo compartido ideas y responsabilidades con el partido, se haya atrevido a criticar determinadas conductas infames de quienes han hecho de esta formación centenaria una banda de trepas, de galistas y de faisanes. Item más: sicarios hay que no se han privado -lenguas viperinas- de situarlos en la ultraderecha. A ellos, que exponían la cara cuando los actuales capos de Ferraz no osaban sacar el morro de la madriguera por temor a recibir algún mamporro.
La alcaldesa de Valverde ha tenido un gesto de valentía y de justicia. Ha nombrado al escritor hijo adoptivo de su ciudad. Honor para Gómez Marín y honra para un pueblo. Bello gesto ensuciado por los que se han opuesto a tan merecida distinción. Cómo que quiénes han rechazado el nombramiento. Mucha gente del partido socialista incapaz de superar el estado de vileza de su espíritu y presa del satanismo de las almas perdidas. Mal que les pese, Gómez Marín sigue constituyendo la vanguardia de la izquierda de verdad. A los Mario Jiménez y demás elementos malignos de la política ruinosa del Psoe de nuestros días, les molestan los álamos enhiestos que se alargan hacia el cénit y abominan de las dioptrías que permiten la pluralidad de enfoques. Grande y ciega es la dictadura, especialmente cuando se disfraza de democracia de pensamiento único.
Mi felicitación a José Antonio Gómez Marín.
Un saludo.
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