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Francisco Velasco. Abogado e historiador

APOLOGÍA, PROSPECTIVA, AMENAZA

 "Si vis bellum, para bellum. Si vis pacem, para pacem". El aforismo latino refiere en, suma, que si se quiere la guerra o la paz, hemos de preparar el ambiente para una u otra acción.

 He leído el artículo de Alfonso Sastre. Me ha repugnado. No he podido sustraerme a lo que el problema vasco -que no es el problema de ETA- supone para España. Si hubiese conseguido abstraerme de esa losa descomunal que se cierne sobre los ciudadanos españoles (vascos, andaluces, catalanes, castellanos,...), tal vez hubiese manifestado sensaciones diferentes.

 Sin embargo, esta repugnancia no es más intensa que la que me provocó no ha mucho las declaraciones de ciertos personajes sobre el tema de ETA. Por ejemplo: quien dijo que Otegui era un hombre de paz; o quienes aceptaron que Josu Ternera fuera nombrado presidente de la Comisión de Derechos Humanos en el Parlamento de Euskadi; o el importante señor que erró -¿fue un error?- al calificar como accidente el atentado criminal de la Terminal 4 de Barajas; o el que en una entrevista a ETB, la televisión pública vasca, se expresó literalmente en estos términos: "No quiero poner plazos, pero estoy convencido de que es posible, no sé en qué plazo, volver a construir esa esperanza, y creo que es posible construirla con garantías e incluso decir que podemos construirla de manera paciente para que, al final, ese proceso alcanzase un escenario final", sin que el Gobierno saliera al paso con un desmentido; o por terminar en esta larga ristra de ajos vampíricos, la noticia que hoy, día 22 de julio, publica Diario de Navarra: " El PSOE vota con ANV-ETA una moción en Pamplona tres días después del asesinato de Puelles (...) La votación debió hacerse el viernes, pero los socialistas pidieron su aplazamiento tras conocerse el atentado terrorista". Y así.

 ¿Dónde está, pues, la apología, dónde la amenaza y dónde la prospectiva? La objetividad es un principio que se cuece en la sensatez y en la igualdad, en la coherencia y en el derecho, en la ley y en la justicia. La objetividad es conditio sine qua non del líder; en su defecto, el camino dirigente está cegado y la crítica se convierte en doctrina. La ausencia de sentido de la realidad comporta una visión subjetiva, alterada, confusa, desviada, deforme, sentimentalista, partidaria. Lo que Sastre expresa hoy puede ser objeto de crítica, pero lo apologético o lo amenazante se sitúan en el terreno de la prueba y de la demostración racional. Ayer, hoy y mañana. Si la votación conjunta entre PSOE y ANV-ETA no era asumible el día del atentado, tampoco puede serlo unos días después. Los depredadores de la política deben ser señalados. No hay que fumigarlos ni gasearlos ni encarcelarlos. Sí hay que conocerlos. Distinguirlos. No son todos los que están ni están todos los que son.

 El 6 de abril de 2008, Eguiguren, presidente del grupo parlamentario socialista en el Parlamento Vasco, revelaba en El País que sí se produjeron contactos previos a la tregua y que sí negociaron políticamente con Batasuna para mostrarles que el proceso iba en serio. Mientras tanto, Zapatero y su Gobierno lo negaban todo sistemáticamente.
 

 El asco por lo de Sastre no tiene parangón con el asco por lo del PSOE. El primero da la cara para que se la rompan. El segundo tira la piedra y esconde la mano, te da la mano y cruza los dedos con la otra, te palmea la espalda y te revienta con la mirada, te cornea y te da dos aspirinas. Lo dicho: presten atención al partido casi único que ambiciona desprenderse del casi sin, por ello, dejar de ser el referente paradigmático de la democracia española, europea, obamánica y, por supuesto, planetaria. De vergüenza.

 Un saludo.

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