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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ESCUDO DE LOS ABERTZALES COBARDES

  Los lobos se ponen piel de cordero. Los etarras de Batasuna y los batasunos de ETA se vuelven a vestir de demócratas. Los peneuvistas de Arzallus y los ibarretxistas del PNV les ceden el disfraz. Quieren ocultar su instinto de bestezuelas lobunas en su indumentaria ovina. Al menor descuido, garra al cuello. Se sabe, se siente, el lobo está presente. En tanto, los corderos callan y el alma borreguil es alimentada por el pastor. El líder no es el pastor. Quien marca al ganado es el lobo.

 Compadre del pastor, Rubalcaba agarra el cayado de SITEL. Te veo y te escucho, parece haber dicho. La araña negra del psoecialismo se llama Rubalacaba. Le acusan de delinquir y niega. No se querella. Sólo niega. Niega y reniega. El oscuro ministro del Interior sigue la definición de política de Duverger: "combate para conquistar un poder del que puedo aprovecharme". El compadre del pastor supera a éste en inteligencia, le iguala en soberbia y no le importa que su imagen siniestra contraste con la ingenua bondad del que aparenta ser jefe de la manada.

 Sin embargo, el rebaño se disgrega. Cuando el poder nace de la basura, la basura persigue al poder. La tribu catalana establece sus lares, sus manes y sus penates. La aldea vasca iza la ikurriña y arría la bandera española. Detrás, el tiro en la nuca o la bomba. El pastor, flauta en mano, canta: "España es un concepto discutido y discutible". El rebaño se le va de las manos. Unos cuantos abertzales imponen su absoluta minoría. La mayoría se aterra. Aquéllos escudan su violencia cobarde en la coraza de un pueblo noble. Éstos sufren el canguelo del ovejero.

 Ayer, el Playa de Bakio. Hoy, el Alakrana. ¿Y mañana? Mañana, los catalanistas de pena y de pega intimidarán al mayoral de salón. En tanto, los abertzales sin piedad y sin clemencia, achantarán al rehalero. El guía les sirve de faro y de escudo. El miedo del pastor es el escudo de los lobos. Donde hay patrón, no manda marinero.

 En el puerto de Bermeo no ondea la bandera de España. El farero lanza el haz de luz a otra parte. Que no se vea, que no se sienta, que no se note. Bermeo es España, boyero. Y España, boyero, no es un pueblo de bueyes, que decía Miguel Hernández. Y los corderos, pastor, son leones pacientes. Al cabo, leones.

 Un saludo.

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