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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CARROÑA

 

 Lo de Pujol estaba más claro que el agua. No hay más mentiroso que el que se cree sus propias mentiras y las difunde con el suave tintineo del llamador de ángeles. Cuando El Mundo abrió las compuertas de la noticia, raholas por doquier acusaron a Pedro Jota de un infundio maquinado para atacar a Cataluña. Ahora se deberían comer sus excrementos dialécticos. Sin embargo, saldarán su deuda con el perdón formalista que no dignifica si no se acompaña de la contrición manifiesta.

 

La carroña evidenciada por Pujol no es un elemento puntual de cómo la guadaña hace su trabajo. Vendrán nuevos pujoles. Nadie piense que con el señalamiento del rey catalán en la sombra, acabaron los problemas de los grandes popes de la política española del último medio siglo. Los drones de la información reactivan sus vuelos. La destitución de Pedro J. ha aquietado momentáneamente el estado de la cuestión. Altísimas cabezas de la reciente democracia tendrán que exponerse al juicio sumarísimo de los medios. Algunas de ellas rodarán para regocijo de las muchedumbres ávidas de sangre.

 

Es mucha la penuria que padecemos y muy desvergonzada la mayoría de la media y alta clase política como para resistirse al abucheo generalizado. Las raholas que en el mundo son han hecho de su periodismo, manipulación y de su ética, una inmundicia. Si vergonzante es la corrupción, no menos lo es el conjunto de ovacionadores profesionales del corrupto. Esto no se arregla con un “yo no podía desconfiar de Jordi”. De Jordi y de las raholas.

 

Los bocados a la limpieza democrática están afectando a su arquitectura ósea. Urge una cirugía reparadora del organismo. Pero antes, deben salir a la luz las golferías de otros sujetos que con Pujol compartieron mesa, mantel, privilegios y complicidades.

 

Nadie crea que Pujol es la coronación del sistema. A poco que la policía termine su trabajo y los superiores pulsen el verde del semáforo de la publicación, podremos llorar de pena y de angustia por la no sorpresa.

 

Un saludo.

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