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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CAMBIO EN LA CLASIFICACIÓN

La juez Alaya no instruye el mayor caso de corrupción institucional de la historia de España. El caso de los “eres” más falsos que Judas y que su madre, ha cedido el liderato a la nueva trama, andaluza por supuesto, que ha descubierto la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (UDEF) de la Policía Nacional.

 

El record parecía inalcanzable pero ya ven. A poco que se rasca, aflora la droga. Parece harina, pero es droga de otro costal. Se hace creer que es un cargamento de azúcar y, sin embargo, es droga de otro dulzor. Se nos vende como cargamento de polvo en talco por más que se comprueba que no es silicato de magnesio precisamente.

 

Estamos ante el Everest de los escándalos de corrupción. El motor de la ignominiosa marca, los cursillitos de formación para desempleados pagados con fondos de la Unión Europea a precios de conferencias de premios Nobel desde la creación de los galardones. O más. Muchísimo más.

 

En el Servicio Andaluz de Empleo, pasan cosas que ni la versión más carnicera de las mafias mundiales acierta a equiparar. En lo alto de la pirámide de la vergüenza, la Junta del Psoe. El segundo status del poder, ocupado por los dos sindicatos del régimen y por los empresarios de lo que sea. No hay más. Allí empieza y aquí acaba. Los intermediarios son simples peones de brega cuyos hilos manejan los altos cargos de la Autonomía.

 

Mientras, Andalucía deslumbra a las regiones del mundo mundial con su salto hacia el despeñadero: número uno del desempleo en la UE con un 36,3% de paro. En tanto, a seguir vendiendo honradez, solidaridad y servicio.

 

Angelitos. Querubines.

 

Un saludo.

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