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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MARCA ESTÚPIDA

 

En Canal Sur, Toñi presentaba un programa de los que ponen al sistema de “chupa de domine”. Excusando a la Junta, inculpaba al Gobierno de Rajoy. Algunas veces contemplé escenas de una calidad insultante. Todo el programa respondía al mismo esquema de la lágrima fácil, de la compasión insolidaria, de la cooperación malsana y de la pobreza reinante.

 

Con el tiempo, la joyita televisiva regional se trasladó al ámbito nacional. La jugada fue magnífica. Los mismos protagonistas desnudan sus oficios para encabezar la gran jugada maestra de la Oposición: cargarse al Gobierno. La TVE del Gobierno cañonea la política de la TVE de ese Gobierno. Los habrá tontos pero los que se dan patadas, una y otra vez, en su propio culo, trascienden esa calificación y se encaraman en la de la necedad manifiesta no discriminada.

 

El ministro de Exteriores, señor Margallo, se ha dado cuenta de la chapuza y ha pedido a la dirección de RTVE que deje de emitir este programa por el Canal Internacional. Para el adláter de Rajoy, el programa muestra una realidad que no sólo no vende la marca España ni atisba la recuperación económica del país. Es que está concebido por el peor enemigo del presidente. O bien por Rubalcaba o por Urkullu o por Artur Mas. Con razón, éste aprovecha la denigrante escena para publicitar la burrada del “España nos roba”. Es que el programita se las trae. Nos transporta a la España negra del franquismo más depauperado. A la tele de reina por un día. Al limosneo de las portadas de iglesias y catedrales.

 

Hasta ahí, Margallo tiene razón. Una razón parcial. Porque se necesita ser zoquete para reclamar la no difusión internacional del llanto y, sin embargo, nos propina una patada en la tibia en tanto no se apiade de los asuntos internos de su país. Oiga, ministro, si su colega de Interior o su compañero de Educación y Cultura no se aperciben de este puñal en la credibilidad de España, sáquelos usted de su ignorancia. El programa no debe emitirse y punto.

 

Ya les digo. ¿A qué llorar si la pena al corazón le pone más grillos y más cadenas? Vaya marca y vaya marcajes. En cuanto a los marcadores, del dineral que se embolsan.

 

Un saludo.

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