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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA GRAN ESTAFA ESPAÑOLA

 

 Parodiando que es gerundio. De la gran estafa americana al estafón español. El fraude patrio es un pulpo gigante de enormes tentáculos y de potentes tienta narices.

 

Por un lado, tenemos el engaño masivo de las promesas electorales de los partidos políticos. Entre Zapatero y Rajoy, vaya par de embusteros, Rubalcaba, que miente hoy con más intensidad que ayer pero con menos soltura que mañana.

 

En segundo lugar, el cachondeo posibilista de la recuperación económica. De los brotes verdes de la infumable ministra Salgado al fin  de la recesión del yuppy De Guindos, Dios los cría y ellos se pelean, el océano de falsedades ahoga a los españolitos en el fango del desempleo.

 

No se puede olvidar, en este macabro juego de titulares, la puñalada trapera de las preferentes y la introducción de cláusulas abusivas, ilegales, en los préstamos hipotecarios. Aquí los bancos han sido los artífices del desaguisado nacional. Desaguisado del que no escapan ni el gobierno del PP ni el gobierno del PSOE, por más que pretendan desmarcarse de la operación de latrocinio contra los pequeños inversores y ahorradores.

 

Afectados también por el tipo jurídico de nuestro Código Penal, los politicastros que juraron o prometieron  la Constitución y se saltan la misma a poco que la Carta Magna entorpezca mínimamente sus intereses privados. Todos los independentistas de España se achicharran en el agua hirviendo de sus babas asquerosas.

 

Y qué decir de los fanáticos religiosos y antirreligiosos que llevan a su dios de amor/odio en la espada de sus resentimientos personales.

 

La gran estafa americana es una película oscarizada. La gran estafa española es un engaño de película. En este caso, como a los filmes del país, los cines están vacíos y, sin embargo, los productores, directores y actores siguen forrándose a costa de un público que ni siquiera acude a las salas.

 

Preferentes y clausulistas. Vayan a robar a sus puñeteras casas. Políticos y demás gentes de dudosa ética: podridos, marranos.

 

Un saludo.

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