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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ENTRE LE PEN Y MAS, MARONI.

 

 Qué marrón el de Maroni y Le Pen. La Liga Norte y Ciu vinculados por la extrema derecha francesa. El soberanismo de Convergencia es una rambla que desemboca en un aparcamiento callejero. Sólo las lluvias torrenciales pueden anegar, fugazmente, la tierra asfaltada.

 

El cabreo de escaparate de ERC es de época. No obstante, Junqueras y Rahola silencian el contubernio ideológico. Quien calla, otorga. Los de Ezquerra huyen del compromiso social con igual empeño que se abrazan al calor del dinero público. En Italia, los nacionalistas lombardos beben las mismas aguas de los catalanistas del Ferrari. Coche deportivo, carburante gratis y dietas ilimitadas componen el kit de los campeones del secesionismo de los ricachones. La xenofobia y el racismo que se imputan a Maroni tienen eco en la acogida personal e institucional por parte expresa de Mas y latente de Junqueras.

 

Al menos, los charnegos mediáticos deberían poner el grito en el cielo. Si todavía queda algún espécimen en la prensa catalana de este segmento social. Y si no los charnegos, los demócratas natos en Cataluña. O acaso no se atreven a piar.

 

Allá por el invierno de 2010, Ignacio Camacho, formidable columnista de ABC, tituló “Camisas grises” un artículo sobre Puigcercós, entonces líder del grupo antiespañol que se hace llamar ERC. El catalanista bien “surtido” declaraba que “en Andalucía no paga impuestos ni Dios”. En respuesta a la estupidez verbal del politiquillo, el periodista le reprochaba que decía las mismas lindezas demagógicas de la Liga Norte. Tenía toda la razón.

 

Maroni y Mas han oficiado la misa negra de la xenofobia y han dictado el sermón fascista de la ultraderecha más rancia y casposa. Con el servicio de los acólitos de Rahola y compañía. De esta forma, han elevado la fantasiosa Padania a la categoría de Cataluña. O dicho de otra manera: han rebajado a la perla catalana al nivel de bisutería más ramplona.

 

Qué sería de ese territorio español si alguna vez los descerebrados que persiguen independizarla logran sus fatales propósitos. Ya les digo. De la ultraderecha más cerril al fascismo más mussoliniano. Y no da para más.

 

Un saludo.

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