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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MARÍA ANTONIA

 

 Se puede ser profesora de Derecho Constitucional y ser una perfecta lega en humanidades. La señora Trujillo, que fuera ministra de Vivienda del gobierno de Zapatero, compatibiliza los dos términos de la proposición. Podría vincular el contenido a algunas de sus declaraciones públicas, pero me voy a referir en exclusiva a la penúltima trujillada de la eximia política. “Para qué asuntos importantes sirve saber catalán?, ha escrito en Twitter.

 

Con  la que está cayendo en Cataluña, Trujillo nos regala la tormenta perfecta. Los separatistas aguardan los improperios como agua de mayo que riegue sus reivindicaciones. La rajada de María Antonia les viene de perlas. El victimismo militante de los catalanistas de pega encuentra así el abono para sus majaderías sensibleras.  La exministra no puede ser tan torpe. O pretende fortalecer el proceso de independencia o no se explica.

 

Cualquier lengua se caracteriza por su receptividad y por su actitud amigable hacia otros idiomas. Y todas sirven para establecer puentes de comunicación, de entendimiento. Todas ellas poseen cualidades de elasticidad y capacidades de adaptación. Los británicos podrían hacer la misma pregunta respecto al castellano: para qué sirve si el inglés ha colonizado la aldea global.

 

Nadie olvide que el catalán es una lengua de España. De hacerlo, los agravios a ese territorio insignia de nuestro país serán concretos y objetivos. Los catalanoparlantes se identifican con su función emotiva o expresiva, con su cualidad representativa o referencial e incluso conativa. Por supuesto, emplean esa lengua españolísima desde la perspectiva poética o literaria, fática y metalingüística.

 

Una de las formas más soterradas del fascismo intelectual es reducir a la unidad la pluralidad de expresiones culturales. Arrinconar o eliminar las lenguas del territorio español constituye un inadmisible acto de barbarie. El castellano es la gran joya de la corona lingüística de nuestro país. Pero, por fortuna, no es la única. Catalán, gallego, euskera o bable, entre otras, son alhajas que deben ser lucidas y respetadas. De lo contrario, incurriremos en un error de considerables proporciones.

 

España es plural, diversa y varia. María Antonia, no. Reclama utilidad a lo que es, por encima de todo, disfrute de los sentidos.

 

Un saludo.

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