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Francisco Velasco. Abogado e historiador

A VER SI NOS ENTERAMOS.

 

 La ética, en la izquierda. La política social, en la izquierda. Las pancartaciones, en la izquierda. La verdad, en la izquierda. Todo en la izquierda. Incluso la corrupción más abyecta y la demagogia más insoportable.

 

Hasta ayer mismo, el escrache era cosa de la gauche méchante. Si el movimiento envolvente lo realiza la derecha, el sicario de turno aparece raudo para calificarlo de kale borroka. La Iglesia en manos de la derecha es fundamentalista. Manipulada por la izquierda, eminentemente social. El dios de la derecha es el dinero. El ídolo de la izquierda, también. Sólo que éstos lo engalanan con andrajos de la milla de oro parisina.

 

Mario Jiménez ha montado un pollo mediático a los alcaldes del PP que se han atrevido a molestar a la nueva faraona andaluza. Pues no que estos ediles tuvieron la malhadada ocurrencia de plagiar los haceres y los gestos de los psoeboys. Serán malajes. Que a la cleopatra andalusí sólo cabe pleitesía e hinojos. Si la suprema entidad política de la comunidad supervisa sus territorios, nadie puede alterar su periplo. Porque ella es intangible. Cosa distinta es que el trabajo de calle lo realicen Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaría. Bazofia. Perversos derechistas de una España caduca. Tiro al blanco. Gracietas y justificaciones.

 

No cabe duda de que los populares son bastante torpes en lo que es gestión de la política de comunicación. Sin embargo, ya queno saben hacer la o con un canuto, a ver si se enteran de que las huestes goebbelsianas de don Mario y de don Diego están siempre prestas, con un ingenio demoledor, para comerse al caballo saltarín con algún alfil apostado y al acecho de posibles incursiones. Y lo que es un escrache se convierte, por capacidad de los chisteros, en una copia radicalizada de las agitaciones callejeras etarrófilas.

 

A ver si se enteran los del PP y se dan unas cuantas vueltas por los barrios más castizos de cada población. O que se tomen unas cervecitas con los vecinos más alejados del casco histórico. O que participen con los ciudadanos en celebraciones a pie de barriada. Porque si siguen enrocados en las torres del centro urbano, van a ganar las elecciones quienes yo me sé.

 

Que nos enteremos.

 

Un saludo.

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