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Francisco Velasco. Abogado e historiador

QUIÉN LO HA VISTO…

 

 Alberto Recarte puede ser un buen economista. Profesionalmente, él sabrá lo que es y a dónde ha llegado. He leído con detenimiento muchos de sus artículos y algunos de sus libros. Muy interesantes. Sigo en algunos aspectos las prédicas del liberalismo económico y Recarte es un abanderado de la doctrina. Lo que pasa es que hay liberales que esconden, tras sus palabras y bajo sus escritos, un mundo sórdido de conservadurismo enfermizo.

 

El gran Voltaire nos ilustró a miles de lectores con su gigantesca obra intelectual. Arouet reivindicaba en su tiempo la valía del negociante, capaz de enriquecer a su país por encima del ministro casposo de la nobleza en declive. Menos Estado y más iniciativa individual, reclamaba. La libertad económica tiene su base en el conocimiento de la realidad que sólo los empresarios y comerciantes tienen.

 

Siempre se ha criticado las dos caras del liberalismo. En Estados Unidos, lo liberal social o político se amasa en la panadería del partido demócrata. Por el contrario, la defensa de las libertades económicas es un pastel exclusivo del republicanismo más inveterado. Así es y con esas reglas se juegan los votos. Ahora, que Alberto Recarte tenga dos caras ya es otro cantar. Servidor se ha quedado estupefacto con el posicionamiento de este señor en materia de subida de impuestos. Un liberal partidario de la presión fiscal es como Almodóvar blandiendo las tesis de Aznar. Ojo, no porque en su fuero interno disienta de ellas, sino porque los prejuicios de su discurso anterior lo colocarían en el umbral de la incoherencia más latifundista. Algo parecido ocurre con Recarte.

 

Quién lo explica. Acaso sea el expreso Miguel Blesa. Tal vez la incombustible Esperanza Aguirre tenga la llave del misterio. Lo mismo se trata de un sorprendente cambio de chaqueta. Algunos se dislocan la clavícula a causa de la velocidad del chaqueteo. Recarte parece que se ha roto la crisma. Y quién lo ve.

 

Un saludo.

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