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Francisco Velasco. Abogado e historiador

QUÉ VA A SER

 

 Una de prevaricación con una copa de guerrero al ere. Para mi compañero, una de cobro sin hacer nada a la aguayo de los finos arquitectos. Al vecino, una racioncita de chorizo al enchufe eléctrico con unos perejiles de coca. Al de al lado, un guiso de administración con esencias de paulamatsa. El menú, variadísimo. Los precios, asequibles para pijos y señoritos psoecialistas. Se reserva la admisión. En Casa Griñán, Palacio de San Telmo con sucursal en Cinco Llagas, Palacio de Valderas.

 

Millones de andaluces en paro y los postineros de la Junta arracimados en torno a la barra de la Red Party. Lo mismo en Sevilla que en Almería, en Burguillos que en Bollullos del Condado. De la capital más cosmopolita a la localidad más aldeana. No hay un paraje de Andalucía que se libre de esta lacra de la golfería. Somos los últimos en educación, en sanidad, en empleo, en desarrollo, en investigación. Pero eso sí, los primeros en corrupción. El Consejo General del Poder Judicial nos da a conocer unas cifras escalofriantes. Oiga, que no el PP de Bárcenas, que mejor hacen en callar sus llagas malignas. El mismísimo CGPJ. Según su Servicio de Inspección, la tercera parte de los casos investigados en España se focalizan en nuestra comunidad.

 

Propongo una placa para triunfo tan sonado. Casa Griñán puede estar satisfecha de sus campañas de marketing y de su facultad de voceros captadores de clientela. De cada tres granujas políticos, uno es de la comunidad de las ocho provincias. Arrollador éxito. Cómo será que en Valencia, que ha optado al premio mayor, ni siquiera han logrado la mitad de las imputaciones. No hay comparación. Cómo va a ser igual un cochecho a la marbellí que a la castellonense. O una estafa mercasevillana que otra alicantina. Ni cabe enfrentar un tráfico de influencias mitad Zarrías mitad Chaves, con tantos años de práctica, que unos trajes a medidas en la sastrería gürtel.

 

Los maniqueos de turno ya están lanzando el mensaje de la distorsión. Que si genera alarma innecesaria. Que se estropea la imagen de España. Que se atenta contra la esencia democrática. Que leches, digo. Los almuédanos de la miseria política llaman a rebato y a estrechar las filas. Se está poniendo en riesgo la continuidad de su sistema de financiación y por ahí no van a pasar. Si hay que cerrar periódicos o televisiones, cuanto antes con reserva de celda en el hotel penitenciario más lóbrego, made in Venezuela de Maduro.

 

Qué va a ser para mañana. Más de lo mismo. Paro piojero. Desahucios por chinches. Cláusulas bancarias al abuso por mayor. Mentiras sin riesgo. Y el túnel del tiempo que nos conduce ineluctablemente a la condición de parias sociales que, alguna vez, soñamos superar.

 

Sin embargo, frente a la desesperación, invito gratis a la fe en nosotros mismos. Las nuevas elecciones, de lo que sea, nos darán la oportunidad de cerrar el chiringuito en el que los platos están contaminados. Cuestión de salud personal y de sanidad pública.

 

Un saludo.

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