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Francisco Velasco. Abogado e historiador

¿SERÁ UN GODO EL CONSTRUCTOR?

 

 ¿O será un canario? La ciudad está como para fomentar las luchas entre peninsulares e isleños. Con la que está cayendo, el presidente de la Diputación de Huelva se tira a la calle sin paraguas. Cómo estará de mojado don Caraballo que, total, si se cala hasta los huesos, siempre  hay una buena candela.

 

Hablando de candela. Qué empresa va a acometer las obras de un salón de actos y de una sala de exposiciones en el edificio de Gran Vía. Un millón, euros arriba, euros abajo, es una pasta. Quién se va a beneficiar de este gasto ridículo en esta época de vacas muertas por el hambre. Cuánto dinero necesita el Psoe para contentar a sus amiguetes.

 

En este sentido, ¿se dará transparencia al proceso de licitación? La pregunta no es capciosa, sobre todo si se tiene en cuenta cómo se las gastó Petronila con el misterio insondable del palacete de la Plaza de las Monjas. Uno, que no va de sobrado pero sí conoce algunas de las bataholas que se cuecen con préstamos increíbles concedidos a determinados amigos visigodos u ostrogodos, se teme lo peor cuando por medio del tinglado se mueve el portavoz José Martín. El mayor creador de empleo público de Huelva está dispuesto a todo. Siempre, eso sí, que sea el pueblo quien con sus impuestos pague las abultadas nóminas a los parientes ideológicos, afines y consanguíneos.

 

Insisto. Quién va  a sacar tajada de la opereta que el equipo de desgobierno de la Diputación de Huelva se ha sacado de la manga. Ahí está la madre del cordero. Si alguna vez se conoce la identidad del godo o canario que gane la licitación, no sigan escudriñando, que ya se sabe de qué pie cojean en el Partido de los EREs.

 

Es falso que un territorio sea gobernado mejor por un hombre bueno que por unas leyes eficaces. Falso. Si tal ocurriera, sería tan excepcional que habría que pellizcarse para comprobar que no se trata de un sueño. En nuestro caso, las leyes son torcidas por las tenazas crueles de gobernantes malos. Muy malos. Y vivos. Extremadamente vivos.

 

Un saludo.

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