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Francisco Velasco. Abogado e historiador

CATEDRÁTICO

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Antes de la Eurocopa, escuché retazos de una entrevista a Xavi Hernández. Me quedé pasmado. El futbolista español confesaba a la periodista que sólo había cursado estudios primarios. Toda su vida, apostillaba, giraba en torno al fútbol. Pues muy bien. ¿Y el pasmo?

 

Lo explicaré de forma sucinta. El pasmo venía de la sencillez del personaje. De la calidad de su discurso claro y propio. De la fuerza de sus argumentos dialécticos. De la capacidad de comunicación del muchacho. Y así. ¿Y el pasmo?

 

Lo diré a través de la cortedad de mis palabras. El pasmo me lo provocaba la sabiduría teórica del profesional del balón. Pero, sobre todo, de sus conocimientos prácticos sobre la materia/deporte/negocio que mueve cada año miles de millones de euros y genera miles de puestos de trabajo. Don Xavi no es un comerciante del ramo. Es un virtuoso de la ciencia del balompié. Un doctor en artes futbolísticas. Un estudioso del movimiento de la esfera en un terreno de césped. Un matemático que estudia las variables del problema y practica la esencia de una ciencia exacta. Un experto en dirección de empresas fantásticas. Un director general de recursos humanos en severa competencia con otras compañías de prestigio universal. Un artista de los pies a la cabeza. Un ser humano sensacional.

 

Cómo que tiene estudios primarios y ya está. Nada de eso. Si las universidades españolas contaran con cátedras de ciencias del fútbol, el primer decano sería Xavi. Xavi. Con uve. Y basta. Y si los másters contrataran a conferenciantes de su nivel, los alumnos podrían ensoberbecerse con el título alcanzado.

 

Que España ha ganado la copa de Europa de selecciones nacionales, un hecho que nos llena de satisfacción a los ciudadanos de este bendito país. Pero si los rectores de las instituciones del estado español tuvieran la mitad de la categoría humana y profesional de don Xavi, la crisis abandonaría nuestros lares y se instalaría en remotos confines.

 

Xavi es un catedrático de mérito que, algún día, habrá de nombrarse emérito para que siga repartiendo su calidad por todos los rincones del territorio nacional. Y con él, el claustro de profesores excepcionales que han conmovido a una sociedad triste y apesadumbrada.

 

Felicidades, catedrático. Excelentísimo señor. Don Xavi Hernández. Xavi.

 

Un saludo.

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