Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

OJALÁ

 

 Una nueva ceja para un no renovado arco superciliar. Las cosas ruedan tan mal a Rubalcaba que, además de González y Guerra, la penúltima legión de jubilatas del Psoe ha entrado en liza para buscar votos extraviados. Un grupo de veinte o treinta artistas de medios indefinidos han creado una nueva plataforma electoral. Después de una vida postrados ante el poder de la izquierda de lata, los pensionistas de oro siguen amarrados al duro banco de su galera felipista. No cruzan el mar ni vuelan pero ansían un minuto del fulgor perdido. Se hacen llamar “Ojalá”. Ojalá que suceda, corean. Cómo que a quién apoyan. A Rubalcaba. Cela va sans dire, que dicen los franceses. Por supuesto.

 

Cantan a la alegría. Al menos eso proclaman. La alegría de la orgía pantagruélica con la que Felipe, Zapatero y el ubicuo don Alfreddo les ha regalado durante años de subvenciones. A falta de ideas innovadoras, regreso a lo retro. La moda tiene ese diezmo. Entre los figurantes de la enésima farsa publicitaria, dos nombres. Uno, Rosa María Mateo. Otro, Federico Mayor Zaragoza. Junto a ellos, los hinchas de la rive gauche de los más exquisitos restaurantes del Sena. Ana Belén y el marido, Sabina y Ríos. La new wave de la cultura hispana. Grandes genios de la SGAE que presidieran Teddy Bautista y otros canariones de  su jaula de oro.

 

La plataforma “Ojalá” ha manifestado su apoyo a Rubalcaba por ser el líder progresista más fiable y más capacitado para dirigir España. Fiable como una hiena cuya sonrisa no es explicable si tenemos en cuenta que se alimenta de carroña. Y capacitado como ZP, cuyo rictus bucal es justificable cada vez que se acuerda de cómo ha dejado al país. Lo de estos españoles es para hacérselo mirar. Más que sobre una plataforma se han elevado sobre un podio de tan frágil tarima que, a poco que se empujen, amenaza con tragarse sus otrora bien cebados cuerpos. “Ojalá” es una peana sin santos. Un andamiaje sin albañiles. Una causa sin rebeldes. Un programa sin horizontes. Un transbordador al pasado más desastroso.

 

Están desesperados. No concilian el sueño. Sustantivan la victoria democrática del PP como plebiscito del miedo. Desprecian la verdad. La ciudadanía se va a limitar a pulsar el botón del pánico. Horror al vacío de valores y de esperanzas. La herencia de Rubalcaba travestido de Zapatero trasciende las ideologías. Es cuestión de vida o muerte. Trasunto de empleo o de paro. Contenido de deuda a la griega o de corrupción a la calabresa. Fondo de reptiles de EREs andaluces o de españoles galetarras.

 

Me da que los del Ojalá sufren de angustia vitalicia, que no vital, de exasperación vital, que no vitalicia, de impaciencia, de aflicción. Conforman un estrado de plañideros y de llorones que cambian las reglas del juego en pleno partido y, derrotados pese a todo, intentan manipular las actas del árbitro.

 

Todos ellos denotan un vivo deseo de que suceda algo. Ese algo, si es Rubalcaba o su pandilla, sería más pernicioso para España que dejar a Otegi en la presidencia del país o recolocar a Barrionuevo y Vera al frente del Ministerio del Interior. Ojalá suceda lo contrario de lo que esta muchachada anda cocinando. Ojalá. Lo contrario.

 

Un saludo.

0 comentarios