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Francisco Velasco. Abogado e historiador

BOTÍN, BOTINES, DESPOJOS

En la localidad onubense de Valverde del Camino, la industria siempre formó parte de la mentalidad emprendedora de sus habitantes. El mueble y el calzado han elevado su fama a la categoría de género. El simple nombre del boto designa a la ciudad y a la calidad por encima de matices y de marcas. Aquel antiguo calzado de cuero que cubría el pie y parte de la pierna tiene su asiento en la excelsa laboriosidad artesana de sus productores. Botín.

 

Las guerras solían traer causa de fines económicos bastardos. Entre ellos, el más innoble era el beneficio que los vencedores obtenían cual frutos de un robo, de un atraco o de una estafa. A los soldados se les premiaba con los despojos de las plazas enemigas. Ayer era así. ¿Y hoy? Lo mismo. Se modifican los términos pero la mentalidad no ha cambiado. Botín.

 

La economía es una ciencia que pasa por analizar, describir y llevar a cabo la administración eficaz y razonable de los bienes que integran la riqueza de una persona o de una colectividad. Métodos eficaces pueden satisfacer las necesidades humanas materiales a pesar de la escasez de medios. Basta, por ejemplo, con distribuir adecuadamente los recursos o contenerlos en su justa medida o reducir los gastos en pos de los ingresos anunciados. En caso contrario, botín.

 

Es notorio que Zapatero ha presidido distintos gobiernos en los que los administradores jamás descollaron por la eficiencia de sus actuaciones. Ni economistas ni contables ni matemáticos ni humanistas. Con ser militantes y obedientes, tenían ganado el cielo de la gloria. Así, los muertos de hambre que eran en la vida privada antes de colarse por la puerta falsa del poder, se convirtieron en prohombres de Estado que se relacionaban con la aristocracia de la riqueza y del dinero. Compartir mesa y mantel, copa y montecristo, langosta y domperignon, con la élite de la banca, del comercio y de la nobleza venida a más, superaba todo lo que pudieron atreverse a soñar. Su guerra particular por la trepa ultraligera en el campo de batalla de su partido dejaba frutos paradisíacos. José Blanco, Pep Montilla, Cándido Méndez, el señor Toxo y otros magnates de la miseria universitaria o de la empresa negrera, se regocijaban cada vez que antiguos palacios se convertían en sedes de sus oficina y hoteles de no sé cuantas estrellas servían de refugio a sus encuentros públicos y privados. Botín.

 

Don Emilio Botín pasa por ser el primer banquero del España y uno de los cinco más importantes del mundo mundial. Encausado en alguna ocasión, el señor Botín ha ido sobreviviendo a los ataques de sus detractores. Su relación con el señor Baltasar Garzón fue una simple escaramuza. Sin embargo, su amistad sobrevenida con el presidente Zapatero teñía las aguas de la conveniencia política y desprendía un fétido tufo a enjuagues nunca admitidos ni explicados. El supermillonario Botín se prestaba a defender la indeseable política económica de Solbes y Salgado sin que un músculo facial se desplazara por efecto del esfuerzo histriónico. Tan “amigüitos” hace un rato y tan despegados mañana al amanecer del fusilamiento. Raro, raro, raro. De pronto, la prensa habla de no sé qué capitales no declarados a Hacienda, de algunos miles de millones de euros desplazados a cierto edén fiscal. Raro, raro, botín.

 

Fernando Andreu es Juez de la Audiencia Nacional. Debe dirimir una denuncia presentada por la Fiscalía Anticorrupción (que sí, que sí) contra el preboste del Santander y algunos de sus familiares por algún presunto delito. Mientras tanto, la rapiñera hacienda oteaba horizontes distintos a la caza de piezas más pequeñas, minúsculas, e indefensas. Salgado acosa a los contribuyentes más pobres para desposeerlos de lo poco que les queda, en tanto deja que los grandes mamíferos de las finanzas patrias se revuelquen entre miles y miles de “bin laden”. ¿Tendrá Botín un botín escondido o, sencillamente, se ha limitado a guardar sus ahorros en el botín suizo de siete mil leguas, a imagen y semejanza de la abuelita que depositaba sus magros ahorros en el calcetín de la cómoda? Dicho de otra manera: ¿Se ha forrado a costa de los despojos de los clientes, de los no clientes y de los contribuyentes todos? Puntualizando, que es gerundio: ¿Habrá tenido algo que ver en esta guerra la alianza de civilizaciones de Zapatero? Por último, ¿qué tiene que decir al respecto Hacienda, que premia a los ricos y castiga a los pobres?

 

Socialistas españoles: ¡al botín! Botín.

 

Un saludo.

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