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Francisco Velasco. Abogado e historiador

PÚSTULAS EDUCACIONALES

 

 Si alguien pregona que partido político alguno puede sacar a la educación española del marasmo en que se encuentra, espétenle: ¡mentira! Al menos si difunden tamaño embuste sin más argumentos que la inanidad de su labia y el vacío de su discurso. La educación es víctima de una patología paralizante que ha conducido a su extremo enflaquecimiento. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Pues qué bien, exclama, entre cabreado y exhausto, este articulista.

 

El profesorado es la clave una. La clave dos es la élite gobernante. En cuanto al primer eje, si la función de los docentes no es reconocida en su grandeza plena, tanto desde un punto de vista social como económico, vaya el segundo cigüeñal a freír espárragos. El sustento de la plataforma pasa, como requisito indispensable, por los profesionales de la enseñanza. La clase dirigente preparará leyes, programas, modelos y sinecuras educacionales como ardides malévolos que sostengan, unos años, alguna legislatura, el engaño endémico. La muerte educativa es segura. Mientras tanto, los activos como los pasivos procurarán esconder las pústulas del sistema. Ahí es nada. Mucho manto de seda y tanto capote de terciopelo jamás podrán evitar el hedor del paciente terminal. Que me río de la ortografía como problema. Que no, que las faltas en esta materia son simplezas en comparación con la gravedad del asunto.

 

Miren la LOGSE y, después, la LOE. Mírenla. Compárenla, a continuación, con la Ley Villar Palasí. Qué les puedo contar. Para abajo. El abismo espera. Los contenidos se rebajan al compás de la cortedad de los objetivos. Sobre todo en los centros públicos. Por qué si no, Chaves, Montilla y otros ultraístas de la engañifa llevaron a sus hijos a centros privados. La respuesta es obvia y evidente. Por la sencilla razón de que, conocedores privilegiados de la dimensión de la trola institucional, estos trápalas querían lo mejor para sus hijos. Y mientras decían esto, hacían lo contrario. Y en tanto nos vendían una burra, cabalgaban caballo árabe.

 

En Andalucía, la canalla dirigente hace honor a su jaez. Tal es su desprecio por el profesorado, que, al frente de una Dirección General del mismo, colocan a un señor al que se ha atribuido un flagrante caso de nepotismo. Dicho en términos de uso: que ha practicado el enchufe de una manera tan sibilina como despreciable e injusta. El referido señor ha perseguido a profesores por el mero hecho de oponerse, legalmente, a la realización de corruptelas manifiestas. Está encausado en diversos contenciosos. Ha sido llamado a declarar como testigo en algunas Vistas. Como el que oye llover. Conoce irregularidades sobre discriminación y, lejos de atacarlas, las compone y ampara. Su acción se remonta, desde el presente, al pasado. Si este caballero es todo un altísimo cargo de la Junta de Andalucía, qué cabrá esperar de otros directivos de menor elevación política, igualmente designados a dedo, como integrantes de una trama conspirativa sin parangón en una democracia y en un Estado de derecho. Qué nos resta sino agachar la cabeza y sentarnos en el umbral de la puerta a ver cómo transita por delante el cadáver de la educación pública.

 

Si ustedes tienen la paciencia de leer una Resolución de la Consejería de Educación de Andalucía en la que se contempla una relación de maestros que solicitan la jubilación anticipada y voluntaria LOE, se llevarán una sorpresa. Entre los miembros de esta relación de maestros, que no de profesores de Secundaria, figuran dos personas que han sido designadas libérrimamente para ocupar dos puestos de altísma responsabilidad política en Huelva. Ambas han sido advertidas de un posible delito: la falsificación de documentos públicos a fin de favorecer a ciertos funcionarios próximos a la red de clientelismo que ellos mismo han conformado. Les trae al pairo.

 

Con esta clase de cabecillas que más parecen subalternos, la educación reposará en el tanatorio de la intelectualidad y en la fosa común de la pobreza moral. Las pústulas visibles, por más que tapadas, eran mortales de necesidad. Todos advertimos la doliente afección. La mayoría apostamos por mirar a otro lado. Pena, penita, pena. Sigan votando a esta muchachada “progre”. Es su derecho. No es su deber.

 

Un saludo.

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