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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ES TODO POLÍTICA

 

 No conozco personalmente a Sergio Sánchez. Sé que es un atleta español de primerísima fila. Leonés de garra. Deportista de técnica. Ciudadano de fuerza. Plusmarquista europeo en la distancia de tres mil metros en la que, también, es subcampeón del mundo. La fortaleza de su físico corre pareja a la entereza de su psíquico. Un portento, vaya. La causa por la que Sergio Sánchez viene a esta tribuna no es, sin embargo, su talento ni su condición de moderno Mercurio. Sergio Sánchez ha llamado la atención por sus recientes declaraciones en los medios.

 

“Me da vergüenza vestir la camiseta de España”, ha dicho. El titular espanta. Otro nacionalista de pega que se rebela al ritmo separatista de abertzales y especies similares, pensó este articulista. Nada de eso. Sergio Sánchez se avergüenza de algunos políticos que de España hacen jirones y de su imagen, bazofia. Van a lo suyo. Hoy me sirvo de ti porque las medallas del corredor lucen sobre la camisa blanca del político. Mañana te arrojan al vertedero si las insignias laureadas vienen  manchadas por la miseria del doping que los garantes del deporte nunca quisieron extirpar. Pillado el famoso, sobre él caiga el estigma de la Inquisición. Los otrora mecenas de su éxito propio se convierten en santo oficio del error consentido ajeno.

 

Sergio Sánchez no es un referente del deporte. Es un ciudadano ejemplar. A tener en cuenta en este mundo de trepas y pelotilleros, de agasajos de boutique y de premios de mercadillo. Don Sergio ha dicho a Lissavetszki, exsecretario de Estado para el Deporte y expresidente del Consejo Superior de Deportes, que están consiguiendo que “ los deportistas pierdan la ilusión y su credibilidad”. La política española antidopaje es una pantomima, ha señalado. En ese contexto, se entiende la vergüenza. “Tengo un palmarés, un currículum, una imagen, y ahora mismo presentarme a una competición internacional con la camiseta de la selección española dañaría mi imagen», sostiene el bravo campeón español.

 

Dónde está el error de Sergio. Desde mi modesto punto de vista en la sinécdoque. Toma el todo por la parte. Confunde a España con el candidato psoecialista a la alcaldía de Madrid. Acaso por su carácter, tal vez a causa de su civismo irreductible, Sergio Sánchez está castigado sin beca ADO. En cambio, varios implicados en la “Operación Galgo” disfrutan de la misma. Se premia el dopaje y se castiga la corrección. Lissavetszki se apunta al carro ganador y prende fuego al auriga pillado con las manos en la masa. La doble moral del politicastro no es sino la inmoralidad del nefando gobernante.

 

Sergio Sánchez hará mal en tirarle sus medallas a la cara. El fruto del juego limpio no puede siquiera rozar la pétrea faz de quien se postula como futuro alcalde de la capital de España. Sergio. Sánchez. Demasiado español y demasiado leonés para ser aclamado por esta panda de desharrapados morales. Mantenga su camino decente. Deje que estos desastrados éticos, estos menesterosos de poltrona, estos harapientos de honor, sigan al “rebufo” de la estela de dignidad que Vd. traza en su carrera portentosa. A ver si se les pega algo. Aunque sea del tartán. Pobres diablos. Vd. es un tipo. Todo un tipo. Sí señor. Con dos narices.

 

Un saludo.

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