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Francisco Velasco. Abogado e historiador

SOCIALISTAS SIN ÉTICA

 

 Aquí el más torpe vende relojes atómicos. A precio de “trólex”. El problema no es el del vendedor, sino el del comprador. El trólex no vale veinte euros. Salvo que sea robado y el ladrón busque un receptador listo. Si no, de qué.

 

El secretario general del PSOE de Andalucía es, además,  presidente de la Junta de  Andalucía. No al revés. José Antonio Griñán  conoce a la perfección que la jerarquía pasa por el partido y no por la presidencia del Gobierno andaluz. La Junta psoecialista se arrodilla ante el psoecialista partido. Así, establecida la peana del mando, podemos hablar de ética y de leches. El señor Griñán se atreve a afirmar, y cae en su red, que cuando su  partido detecta una irregularidad, "no la tapamos". Y agrega el campeón: “los socialistas tienen "un comportamiento ético", pero "los que  no lo tengan serán inmediatamente expulsados y al mismo tiempo  seremos nosotros los que los llevemos a los jueces".  

 

Mire, señor Griñán, que lo que usted haga como jefe de su partido, allá se las componga. Lo que ocupa al ciudadano es que el presidente de su Gobierno sea eficaz y honrado. Al partido, que le vayan dando. Lo que no pueden darle es el dinero y el respeto de los andaluces. Los psoecialistas defraudarán cuanto puedan. Los cargos públicos de la Junta deben garantizar el respeto a las normas. Si Alí Babá es el ladrón y, al mismo tiempo, el policía que detiene y el magistrado que ha de juzgar, la justicia a impartir será de cachondeo. Pues eso es lo que se trae entre manos la caterva que se ha puesto al frente de nuestra Comunidad. No se gobierna por los andaluces. Se gobierna por los psoecialistas. Para ellos y, entre ellos, los más hooligans o los de lengua más extorsionante.


El derecho fundamental a la igualdad se escribe con p de psoe. No vale la e de españoles. O la parte o la nada. El todo significa distribución equitativa. Este concepto no casa con la acción partidaria. La propaganda más alienante hará el resto. El Psoe no es la parte. Es el todo. Así, hasta que el mensaje, de repetido, de subliminal, acabe por calar las conciencias y las entendederas de los andalucitos de a pie. Sorbido el seso, lo demás es coser y cantar. Nadie debe creer que las elecciones de mayo van a ser un paseo triunfal de la derecha democrática. Para que así fuere, bastaría que a la ignorancia la supliese el conocimiento; que al subsidio agrario, el jornal; que al desempleo, el trabajo; que al cierre patronal, la expectativa empresarial; que al ahorro del miedo, el consumo del éxito y que a los psoecialistas en el poder, la honradez que se espera con prontitud.


Un psoecialista habla de ética cuando ya se ha lucrado lo que no está en los escritos, o ha permitido el mangoneo más allá de lo legalmente establecido, o ha cooperado a este fin precitado, o percibe el olor del fairy y huye despavorido pidiendo clemencia. El futuro de Andalucía no pasa por la golfería política de los protagonistas de los EREs. Ni transita las calles enfangadas de los que sitúan a la Comunidad en el último escalón de las autonomías. Se aleja de los problemas del pueblo y atiende las vicisitudes de la secta. Siente la desigualdad de oportunidades y remacha la misma anteponiendo el partido al derecho y supeditando la ley pública a la regla privada. Aquí no hay empleo sino para los suyos. Y en su defecto, prejubilación millonaria. A falta de ésta, fondo de reptiles. Que falla el último, subvenciones. A más ideas, ayudas de formación. En caso de emergencia, se malversa.

 

La ética de Griñán tiene la fuerza de un ethos malo, de una costumbre perniciosa. Dime con quién te Juntas y te diré con quién andas. Con el Psoe, pues, ya resumimos la ética. El lupanar. El pueblo al servicio del partido. Y a callar, que los proxenetas están al acecho. Quédense con su ética. Griñán, que mire, que yo me quedo con la mía.

 

Un saludo.

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