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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA RÉMORA DEL MACHO CABRÍO

Del engaño masivo a la irregularidad absoluta. La vida nos da sorpresas. Sorpresas nos da la vida. Resulta que los grandes mentirosos no fueron Aznar o Acebes. Rubalcaba y Zapatero. He ahí el eje del embuste nacional. Ambos andan ahora de capa caída. El País llama rémora al presidente al que antes auparon por el atentado de Atocha. El gran faisán se diluye en la sosa cáustica de sus acciones perversas. El presente diseña un futuro muy complicado e incierto. Control férreo a veces burlado por alguna palabra salida de tono que es rápidamente reconducida. No se puede matar al macho cabrío. No. Por la sencilla razón de que no tiene repuesto.

 

La estrategia psoecialista ha cambiado. Zapatero abrió la tarta de la sucesión y Blanco se quema las meninges -las tiene, aunque su cultura sea escuálida- cocinando sobre la marcha una apariencia de pastel. El pasteleo es inveterado amigo de fatigas de los desocupados y de los tunantes. Pues claro que hay estrategia, señala enfadado el número dos del partido más sectario que han contemplado las tres últimas centurias. Si se ha anulado lo de Vistalegre es para no mostrar las armas al enemigo popular. No es por culpa del marido de Sonsoles, que adelanta su escapada monclovita. Es que Blanco no lo deja hasta que al cabrío macho le releve el elefante rojo. Los mítines serán. La marca Psoe lucirá, pero eso sí, chiquitita y escondidiña. La han depreciado tanto que, a la luz del día, reverbera latas sucias y, bajo la luna de Andalucía, huele a EREs muertos.



Se sabe que la señora Chacón anda lastrada por su catalanismo amontillado. La carga añadida de su figurita de niña bien que juega a progre alta dama burguesa, la convierte en objeto de deseo de paparazzis de salsa rosa. Por su parte, el amigo Alfredo, favorito de El País y de la vieja guardia felipista, parece un funambulista en retirada profesional. Entre el saltimbanqui y la muchachita de Esplugas, mejor dejamos al vallisoletano. Para estos recambios, el original, por roto y descompuesto que esté. Se le pasea un poquito, pero seguro que arrastra más.



No es ideología, señores. Es incapacidad. Es falsedad sobre mentira. Es recesión económica y moral, resultado de la “ideología psoecialista”. Los paganos, los españoles. Los verdugos, los gobernantes de la ideología mendaz. O de la mentirosa ideología. Los seguidores -¿o son secuaces?- de Zapatero deben irse. Con su ideología de opereta bufa a cuestas. A la calle. Lejos. Bien lejos. Por las buenas. Sin violencia. Sin insultos. Sin descortesía. Por la vía del diálogo constitucional. Por el camino que marca la ley. Por la senda de la democracia más transparente. Por la libertad de las urnas. Por la palabra del pueblo. Al pueblo lo que del pueblo es. He ahí la ideología. He ahí la ley. Esa lección exige elección.



La rémora no es Zapatero. Únicamente Zapatero, no. El lastre es la golfería irredenta. El Psoe debiera perseguir la limpieza ética. En su lugar, se embadurna en la mierda de la corrupción mientras, ajeno a la imagen, dicen seguir meando colonia. Hay que echarlos. Por salud democrática. Por necesidad vital.



Un saludo.

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