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Francisco Velasco. Abogado e historiador

96 KILÓMETROS, 96 MESES, 96 MINUTOS

 

Un kilómetro, un mes. Ave. Por lo menos, ocho años. La vía del Ave a Sevilla estará lista para el 2020. Lento, pero seguro. Ave precavida vale por dos. Qué prisas. Ya llegará. No se conforman con el rápido de Irún. Desde la estación neomudéjar a Santa Justa, hora y media. Lo que tardaba mi Seat 600 allá por los sesenta a través de la carretera de los pueblos. Una tartana, vamos. Para ir haciendo boca, Renfe nos pone un rápido diario a la capital andaluza. Velocidad, precio y seguridad al alcance de quelonios. En la era del vértigo de la comunicación, el ferrocarril emplea noventa y seis minutos en recorrer noventa y seis kilómetros. Inmensa Renfe. Y Adif.

 

Las Metas, ya. Como no derriben las viviendas, el Ave será imposible. Qué cosas se oyen. La máquina de mentir echa humo. Días atrás, que no demolían. Ahora, que el derrumbe es tardío. Hoy te odio más que ayer pero menos que mañana. Lo del Psoe de Huelva es de echar de comer aparte. Recuerdan al bicho devora-palmerales. Son como el picudo rojo. Insaciables y destructores. Hasta que no talan el estípite, no desaparece el gorgojo. Como una marabunta que no se detiene hasta que el despeñadero las estrella.

 

La señá Petronila no tiene argumentos. De ahí, la táctica perversa. Las Metas no son el final. Para ella, y los suyos de la plataforma, las Metas es el inicio del conflicto. El Ave comienza por el final. Como la forma de dirigir la Diputación. Se comienza por el techo y alguna vez se administrará los cimientos. Los noventa y seis kilómetros de vías, lo último. Primero, echar a los vecinos, a ver si protestan y desgastan electoralmente a Pedro, el alcalde. Frustrada la malvada intentona, a procurar que la nave industrial de conocida marca paralice la acción de abatimiento. Lo que sea, antes de reconocer que los populares están resolviendo con nota el sudoku infernal.

 

El Ave llegará. Es posible. Lo que jamás advendrá es la vergüenza de algunos. Milagros entre algunos políticos, contaditos. Qué mayor prodigio que Mario haya alcanzado la portavocía parlamentaria de un partido obrero sin haber pasado por la universidad ni haber desempeñado algún tiempo oficio conocido. Portento el de doña Petri, que saltó de Ecorub a Diputación, sin despeinarse y sin clembuterol. Taumaturgia la del palacete de la plaza de las Monjas. Experiencia increíble la de los puentes o la del banco de España. En cuanto a la estación de Calatrava, mágico suceso. En el mundo de los espectros, los fantasmas psoecialistas son líderes indiscutibles.

 

Si mayo va a convertir el mes de las flores en la regla de las coronas, el dos mil doce se avizora fúnebre. No dependerá de la reelección de Pedro Rodríguez el emprender con ánimo y limpieza la obra de la vía férrea. Mientras Zapatero mantenga su corporeidad en la Moncloa y el Psoe tenga en su puño a la población de funcionarios, pensionistas y desempleados, el Ave no podrá volar. Pepe Blanco, Valeriano Gómez y Elena Salgado han recortado las alas al faisán y degollado al pájaro de metal y catenarias. El PP podrá ganar todos los retos municipales. Seguirá en manos de los inquilinos de Ferraz, más furiosos y resabiados que nunca. Ni agua. A fuego con los peperos de la derecha.

 

El cambio de sujetos comportará una modificación sustancial del predicado. Por ejemplo: “El Psoe tardará noventa y seis meses para levantar los noventa y seis kilómetros de vía y recorrerlos en Ave en menos de los noventa y seis minutos actuales”. El PP no tardará ese tiempo. Al menos, dirá la verdad. Todos vemos por dónde vienen y nos anuncian dónde quieren ir. No defraudarán nuestras expectativas. Dicho de otra forma: no nos meterán las trolas rubalcabianas ni las zapateriles.

 

Tres veces noventa y seis. Kilómetros. Meses. Minutos. Abróchense los cinturones.

 

Un saludo.

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