Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL INCIDENTE MÁS ACCIDENTADO

Rubalcaba, el gran faisán, el que fuera portavoz del gobierno de Felipe cuando los atentados de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), ha dado una vuelta más de rosca al tapón del frasco de los silencios impuestos. Don Alfredo, que no Diestéfano, sustantiva como incidente el hecho del chivatazo a la banda asesina ETA por parte, presuntamente, de algunos cualificados funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía. Un incidente, sí señor.

 

Lo que los medios no han explicado es qué entiende por incidente el presidente in pectore del gobierno español. Si se refiere a algo sobrevenido en el curso de las negociaciones ocultas con la hez etarra o si, por el contrario, se trata de un aspecto relacionado con posibles acuerdos entre Eguiguren y Otegui en el que su importancia ha de ventilarse en pieza separada. Puede creérselo y omitirlo o, lo que es más verosímil, no se lo cree ni él pero nos los hace tragar a todos. Una cosa está clara. Rubalcaba tiene de bobo lo que Zapatero de listo. Rubalcaba emplea con propiedad el término incidente. Está queriendo reconducir el proceso hacia la categoría de error y desviar la atención lejos de la idea de traición al Estado español y al estado de derecho.

 

Un abismo. El que media entre acción errónea sin “animus criminis” y el acto doloso que persigue la comisión de un delito. Se gana el cielo si logra convencer a la opinión pública que lo del bar Faisán no fue sino una ocurrencia desgraciada de alguien que estuvo en un lugar indeseado en momento inoportuno. Y ya está. El averno le cae más cerca. El incidente tuvo todos los visos de premeditación y alevosía. La repercusión del soplo tuvo efectos explosivos. Y ello, porque un Gobierno se pasa la ley por el forro de sus caprichos y, desde su instalación en la impunidad, afrenta a la ciudadanía y se convierte en cómplice de una mafia infame.

 

El incidente que dice Rubalcaba es una cortadura en el principio de seguridad jurídica que consagra nuestra Constitución. El incidente es una hendidura en el corazón de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que ponen en juego sus vidas por defender al pueblo de la insania homicida del inframundo de Josu Ternera, de De Juana Chaos y de otros sujetos de nauseabunda vida. El incidente es una inscripción a fuego en la historia de la infamia contra España. El incidente es el concepto que descalifica a un político para los restos de su pobre vida.

 

Fuera Garzón, las diligencias procesales vuelven al cauce del que nunca debieron apartarse. La acción que Rubalcaba pretende escamotear es la más grave que ha vivido la joven democracia española, incluido el felizmente extirpado golpe de Tejero. El Teniente Coronel mostró cierta galanura de espíritu al dar la cara en un pronunciamiento militar objetivamente execrable. El Ministro oculta el rostro acerado para no reconocer que el Gobierno ha podido delinquir contra la soberanía del pueblo cuando su función institucional es la contraria.

 

El incidente como ruptura es Rubalcaba. Se ha cargado el potentado ministerial la credibilidad del Consejo de Ministros. Ha destripado las entrañas de la justicia. Ha llevado su mentira inacabada al límite de lo admisible. El mismo que llama incidente al paro, a la congelación de las pensiones, al recorte de los salarios de funcionarios, a la prolongación de la edad de jubilación, a la ley antidescargas, al paro degradador, al asunto Matsa, a la investigación parcial del atentado de Atocha. Y así.

 

Sólo le supera en la manipulación el gran Zapatero. En vez de incidente, denominó accidente a la voladura de la terminal 4 de Barajas. Detrás, ETA. Por qué será. Será. Es.

 

Un saludo.

0 comentarios