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Francisco Velasco. Abogado e historiador

MÁS CHULO QUE UN OCHO

 

 Con tantos ministerios inútiles, tanto paniaguado asesor, tantas fanfarrias de latón, tantas Autonomías insaciables, tanto gorrón y tanto parásito, lo de la austeridad es un chiste. Un chiste malo. Muy malo. la Junta de Andalucía mantiene en nómina de enchufados a más de veinticinco mil. Veinticinco mil enchufados en empresas públicas (del PSOE) y en fundaciones (del Partido Socialista).

 

Estos psoecialistas postineros y estos izquierdosos de tronío son así. Trileros de la política. Te dan el cambiazo en un suspiro. Primero, te acercan el señuelo. Una vez picas, sube la bolsa. Aumentas la inversión y, hala, timo que te crió. Como el del tocomocho. El PSOE trata a los españoles como simios de experimento.

 

El socialismo rechaza a la condición humana, a Dios e incluso al orden natural. El psoecialismo reduce todo a cenizas para que, tras la derrota, el vencedor no pueda aprovechar los campos ni el ganado ni cualquier riqueza. La nada. La tierra quemada es la nada. El perdedor no quiere dejar al adversario ni un gramo de facilidades para llevar adelante lo que él no pudo hacer. Es el odio llevado a las últimas consecuencias. Caiga quien caiga y muera quien muera. La teoría de la tierra quemada se subsume en la política económica de Zapatero.

 

Y, sin embargo, ahí sigue el hombre. Sin un atisbo de sonrojo. Tanto rostro el suyo que sonríe por fuera lo que llora por dentro. Es el grito de ¡dientes! Que la Pantoja dirigiera al ex alcalde. Dientes para sonrisa dentrífica. Tan falsa como el modelo anunciante. Lágrimas de espanto ocultas. Zapatero quiere seguir. Yo sigo, como Felipito Tacatún. Hasta que la muerte te arranque del sillón tombolero del sorteo marcado por el 11-M.

 

El inquilino en precario de La Moncloa es más chulo que el tranvía número ocho de Madrid. Los chulapos y chulapas de ZP visten borceguíes de burgués e indumentaria de hidalgo rico. A costa del país.

 

Pero ya queda menos. Hasta los más afines al negocio, van recogiendo velas. El chulo del ocho y el ocho de los chulos, erre que erre. Pero tiene los días contados. Por suerte.

 

Un saludo.

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