Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

MÉNDEZ

 

El hábito no hace al monje. Ni la barba al progre. El sincorbatismo es síntoma de libro del arte de la simulación imperfecta. Méndez no es progre. Si me apuran, se acerca más bien al carca que finge. Su poblado y piloso mentón le confiere aspecto de obrero que anda a dos velas pero navega en yate terrenal de muchos millones. Su sincorbatismo es la guinda de un pastel que si lo degustas, puede producir salmonellosis. Por los huevos pasados.

 

Méndez nos llama hoy a la huelga general. El bombero pirómano que, junto al colega de Comisiones, ha amparado la política más indecente que, en materia económica, ha engullido nuestra joven democracia, nos invita a la huelga. Lo de invitar, es por decir algo. Nos coarta. Propiamente, nos llama con el cornetín de enganche multidistribuido por las también subvencionadas cajas de resonancia del festín mediático. Méndez lanza proclamas. Miles de carteles se entregan, a modo de aviso disuasorio, a las empresas. Advierten los panfletos de que “este establecimiento permanecerá cerrado el día 29 de septiembre por la huelga general”. Ni siquiera se toman la molestia de convencer al empresario, pequeño, grande, mediano o simple autónomo. Ni por un instante.

 

La razón es el instrumento que utilizan los demócratas para convencer. La violencia, el miedo, la presión, el chantaje, la extorsión, la amenaza son las pistolas verbales que emplean los dictadores y los tiranos para persuadir y/o disuadir. A gusto del miedoso. La cartelería sindical ahí está. Es mostrable. Se puede demostrar que quienes la han entregado en las distintas empresas vestían camisetas distintivas del apoyo a la huelga y lucían, qué pena, siglas de los dos grandes sindicatos.

 

Méndez dirige el BBVA del sindicalismo patrio. Toxo es el Botín de los dirigentes sindicales. Constituyen la cúpula de la Iglesia del sindicalismo vertical que se ha erigido a la vera del psoecialismo de Zapatero y que no se recata en presumir de poder y de dispendio. Méndez es el lobo que muestra indumentaria de pana y barba carcelaria para ahuyentar el cordero que mama de la teta del Gobierno de turno. Subvenciones quiero, admite. Para los trabajadores, asegura. El alto staff sindical es el colegio cardenalicio de la Iglesia. A lo largo de la historia, se ha diferenciado el alto del bajo clero. Al primer grupo pertenecía la élite nobiliaria. Al segundo, la multitud de desheredados que se batían el cobre en favor de causas justas.

 

De forma paralela, Méndez se ha convertido en el Primado de la iglesia sindical española. Su anillo de pastor es la sortija del Jefe de la secta. El sindicalismo bajo es el que se parte la cara en la defensa de los trabajadores. El alto sindicalismo se enfunda sus prendas institucionales, comparte mesa en hotel de lujo, degusta pantagruélicas cenas que no pagan con su dinero y, en fin, viajan en los medios más selectos para darle una alegría a un cuerpo tan agotado.

 

Méndez ha alcanzado la cima del sindicalismo hispano. Como antes fue el factótum de Andalucía. Vale el hombre. Hace un papel que ya quisiera el más oscarizado de los actores de Hollywood. Hoy nos convoca a la huelga general. Estamos curados de espanto ante tan lacerantes actitudes de demagogia. Sólo falta que superemos el miedo que despierta la turbamulta de esbirros piqueteros, hampones de una mafia inaceptable. Y los que quieran ir a trabajar, lo hagan en libertad y los que decidan, libremente, adherirse a la llamada sindical, pues que vayan a la huelga. Pero en paz. En paz.

 

Sea cual fuere el resultado, la huelga siempre será política y táctica. Se trata de criminalizar al Partido Popular que, se vaticina, va a ganar las próximas elecciones generales. La huelga no es contra el PSOE corrupto, sino contra el PP que viene. Méndez es tan de derechas, que hace vomitar a los que, de verdad, defienden el espíritu de la izquierda.

 

Qué tal, Méndez, unos pinchos en Berasategui. O una birra en el Ritz.

 

Un saludo.

0 comentarios