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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA HUELGA TÁCTICA

Cinco millones de parados no fueron suficientes para justificar una protesta. Ni una queja. Cuánto menos, una huelga. Ni sectorial. Ni un pequeño paro. O una concentración simbólica. Comisionistas y ugetistas rieron las gracias al gran subvencionador. Ahora persiguen una huelga general. Para después de las vacaciones. Allá cuando octubre comienza su andadura.

 

Nadie duda de que el gobierno de ZP está desbordado. Todos constatan su incapacidad. Sin embargo, ahí lo tienen, quijote sobre rocinante impopular. Sus molinos de viento no alancean al jinete. Descabalgan al pueblo a un ritmo de 8.000 desempleados más cada día. Sangre del pueblo que se derrama sin que a nadie se le caiga la cara de vergüenza. Y los lacayos de Zp piden huelga.

 

El Gobierno que, hace unos meses, se hartaba y se jactaba, en un alarde de irresponsabilidad, de adoptar medidas de diálogo, ahora, intervenido el bastón de mando por los barandas de la UE, exige recortes, decretazos, bofetadas y pisoteos. Lo que fuere. Mantenerse en la pomada es el tema.  No tiene ni idea de lo que se cuece y no puede hallar la solución torniquete. Si acaso, el único torniquete que aplica es al cuello de los trabajadores, produciendo el ahogo de una población que, hasta ahora, como los corderos, se muestra silenciosa y ovina.

 

La huelga general no es la solución. Zapatero no la combate. Pero en el mundo de los necios, el que Felipe soportara más huelgas que él, le consuela. Si su convocatoria tiene como objetivo hacer llegar a Zapatero el descontento de la población, me parece absurdo porque el Jefe del PSOE no es que no se haya enterado, es que tampoco se sentirá aludido por ingente que fuere el número de huelguistas. ZP ignora lo que le desagrada y su ignorancia es supina.

 

La huelga sólo contribuirá a arreciar la tormenta. Sin embargo, a buen recaudo los ministros y los oligarcas de siempre, los daños se cebarán en los paganos de costumbre. En los trabajadores. En los pensionistas. En los desempleados. Si la huelga tiene vocación de aldabonazo, cosa inútil es. Ante un Ejecutivo repleto de sordos que el sordo se hacen para negar que alguna vez escucharon el clamor de los ciudadanos, el griterío es absurdo.


 Una huelga general comporta el paro en la mayoría de los sectores productivos de una economía maltrecha. ¿Qué sector será el adelantado, el de transportes, el de alimentación, el sanitario, el educativo...? ¿Qué credibilidad merecería una convocatoria propiciada por UGT y CC.OO. cuyos líderes han dado muestras cumplidas de su zapaterismo extremo? ¿Acaso pretenden añadirse a los artistas de la "ceja" en su función simuladora y/o encubridora para seguir chupando del bote a manos llenas?

 

No se pone en duda la necesidad de la huelga. Lo que se cuestiona es el derecho de huelga política, de huelga táctica.  Un parón de esta magnitud tendría consecuencias muy negativas para nuestra enfermiza industria y nuestro debilitado comercio, y en cualquier caso, la experiencia nos demuestra que la mayoría de las veces el resultado de la huelga es la nada. O peor que la nada, la negación de la esperanza a salir de esa nada.


 La solución no es la huelga. La solución es la reivindicación constante de la luz, la protesta sonora pero cívica y pacífica, la solicitud de medidas eficientes y lógicas, la exigencia de un gobierno capaz, la presentación de mociones de censura parlamentaria, la necesidad de un cambio democrático refrendado en las urnas. Sólo por esa senda se puede transitar ante un Presidente inane, vacuo, huero, vacío, inepto, inútil.


 La solución es trabajar para producir y producir para crear trabajo. No tiene Zapatero la solución. No la puede tener porque Zapatero es el problema. El problema.


 Un saludo.

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