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Francisco Velasco. Abogado e historiador

RÍASE: PRIMARIAS

Seguro que se han enterado. El PSOE de Madrid celebrará elecciones primarias para elegir a su candidato/a a los comicios autonómicos de la primavera del 2011. Elegir, sí. Elegir democráticamente, menos. Elegir desde la igualdad, increíble. Elegir sin zancadillear al menos agraciado, imposible.

 

Todos a la orden de Zapatero. Todos a apoyar a la figura oficial. Todos, marciales, a obedecer la consigna de la cúpula. Todos y todas. El penúltimo en dar muestras de cuán ladino puede llegar a ser, don Rubalcaba. Ahora dice, y hasta hoy no se ha dado cuenta, de que el mayor activo de Tomás Gómez es el haber dicho que no al "duce" Rodríguez. Tantos años de alcalde de Parla y tanto tiempo de Secretario General de la Federación Socialista de Madrid, para esto. Pobre Gómez. Lástima de Tomás. No por las declaraciones del Ministro del Interior conjunto de España y de Marruecos. Ni por las posiciones sectarias, ventajistas, e interesadas del Gabinete zapateril. Compasión de él y por él. De él porque ha de transitar por un desierto lleno de hienas hambrientas. Por él, porque está dando carnaza a la jauría. Porque su osadía de gesto se aterciopela en la loa al jefe hasta la repugnancia.

 

Las expresiones de Tomás Gómez revelan complejo aquiliano frente al aristotélico de Zapatero. El primero tiende a ocultar su debilidad bajo una máscara de fortaleza, para terminar reconociendo la mezquindad del caballero. El segundo se jacta de su función y de su capacidad, superior a la de Felipe, para reclamar la cúspide de la pirámide solar. Fuerte débil Tomás. Débil fuerte José Luis. El presidente no soporta al parleño. El alcalde de esta gran ciudad de Madrid aborrece al leonés. Se soportan en medio del odio creciente. Ambos tienen mucho que perder. La dignidad, no. Poca dignidad política muestran el uno y el otro. El poder, sí.

 

Zapatero ha perdido la simpatía -macerada durante años en el veneno líquido de la subvención- de Comisiones y de UGT. Los medios más afines se pelean entre ellos como los perros disputan los huesos que, desde la mesa del banquete, les arrojan los comensales. Los nacionalismos presionan la máquina separatista. Los terroristas han descifrado la piedra de Roseta del acumular millones de euros al precio de un secuestro servido en bandeja de turismo solidario o en película antigua de polimilis y de milis. Nuestros vecinos reniegan del amigo español. Para ese amigo, prefieren enemigos como Aznar. La Encuesta de Población Activa va a deparar resultados terroríficos.

 

Las maniobras de distracción apenas consiguen audiencia. Las primarias de Madrid se antojan un túnel milagroso excavado para escapar de la crisis total en que nos ha metido el zangolotino presidente. Trinidad Jiménez parece sor Sonrisas. Tras ella esconde un monumental cabreo. Ella, la favorita, la gran ministra de Sanidad, expuesta a la nominación de unos concursantes del gran hermano monclovita. O bien, obligada a cantar en un escenario con los teloneros de Operación Triunfo. La deslumbrante estrella del firmamento psoecialista de la designación a dedo, obligada a medir sus fuerzas con el cateto de Parla. Dónde está el glamour de Tomás. La clase reside en Trinidad. La pobre. Se lo cree.

 

Sus compañeros de secta política se aprestan y se apresuran a cerrar filas en torno a la sobrina del Fiscal Villarejo. Sí, de los Villarejos de toda la vida. Pena, penita, pena. Primarias corruptas e indeseadas. A la fuerza ahorcan.

 

Un saludo.

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