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Francisco Velasco. Abogado e historiador

OFENSAS A ESPAÑA

 

 Montilla es del PSOE. No puede ser de otra manera. Si no, sería imposible entender tanta sandez seguida. El problema catalán existe porque la casta política de aquella región española así lo quiere. Su afán de protagonismo es directamente proporcional a su capacidad para generar mala praxis. El Estatuto de Cataluña constituye buena muestra de cuanto digo. Los nacionalistas del seny han apoyado el codo en el ojo de los nacionalistas de boina que, como Montilla, pretenden ser indultados por nacer fuera de aquella tierra de oro fino. Áurea, sí por más que algunos de sus dirigentes quieran enlodarla a fuer de ambiciosos sin escrúpulos.

 

Montilla es psoecialista y leninista. Pillado in fraganti, niega el delito televisado incluso con cámaras cenitales. Yo no he sido. Nada tengo que ver. Estaba de paso. Ha sido otro. La culpa del fracaso del Estatut es del PP, que lo ha recurrido. El Tribunal Constitucional ha ofendido con su sentencia al pueblo. Cataluña no se merece un trato así. Y vuelta la burra al trigo. Todos somos culpables. Salvo él y los suyos.

 

Desandar lo andado, no. No se trata de rectificar. Se persigue atajar el Estado de Derecho. Lo que no se consigue por las buenas, por como sea. Bueno es Zapatero para agraviar a Montilla. En realidad, Montilla preocupa un pepino al presidente pequeño. Lo que a él interesa, además de poner loctite en sus tentáculos de poder, son los votos catalanes. Nada más. Y nada menos. La continuidad de la secta al precio de cuatro y de sexta, de ser y de panfletos. Se ofende la inteligencia del pueblo y, lo que es peor, su dignidad.

 

El Estatut se mostraba como embrión de un Estado catalán. Porque sí. Porque la demagogia acrece conforme la política se empequeñece de la mano y del ánimo de unos dirigentes desvergonzados que desdeñan al pueblo una vez lo asaetean a tributos. La manifestación del sábado, señera al frente, apenas reunió a sesenta mil catalanes. La mayoría de ellos, transportados en autocares, para engrosar una masa que se temía escuálida. Montilla no tiene apoyos. Pero posee capacidad de amenaza y de disuasión ante el Gobierno central.

 

La Sentencia del Tribunal Constitucional es un modelo de perversión jurídica y un exponente de cómo la justicia se supedita a la política. No basta tan nefanda resolución a Montilla. Quiere todo. Si hay que modificar la Ley Orgánica del Poder Judicial, se cambia y que salga el sol por Antequera.  El sol se tapa con un dedo. Dicen una verdad, “la España plural”, como caballo de Troya en el que se esconden emisarios felones que quieren hacer añicos una nación y un sentimiento. Impúdicos.

 

No aman a Cataluña. Ofenden a España. No se enteran. No se quieren enterar de que España es la Nación. No una nación. España es la Nación. Cataluña o Murcia son nacionalidades que enriquecen a España. Los intentos separatistas no tienen más razón de ser que alentar dictaduras. La nación española no merece políticos que la ofendan. Los españoles necesitamos un Gobierno honrado. Honrado y capaz. Las bandas son malos equipos. Muy malos.

 

Un saludo.

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