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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ESPAÑA SE LA JUEGA

Dicen que la Historia se repite. Sí y no, afirmo. No, en tanto el determinismo restaría cualquier intento de maniobra a los seres humanos. Sí, en cuanto la mentalidad de las personas choca más de una vez en la misma piedra. Por más que se considere la Historia como una sucesión líneal o cíclica de acontecimientos, este articulista entiende que la Historia tiene un componente marcadamente dialéctico. Es decir, la Historia es el resultado de la interacción de los hombres entre ellos y con su entorno. En esta interacción, la economía es un factor de primerísima fila. Ahora bien, no olvidemos que la economía real está unida a la economía financiera. Esta última se sustenta sobre los bienes y sobre el trabajo que produce dichos bienes. La carencia de trabajo hipoteca todo el sistema. No hay vuelta de hoja. De primerísima, pero no de categoría exclusiva. Fíjense, si no, en la Primera Guerra Mundial. Los obreros mostraron su patriotismo antes que la defensa de las aspiraciones predicadas por la Segunda Internacional. Patria por encima de intereses concretos de los trabajadores.



La gravísima crisis económica que afecta a la aldea global no es, hoy por hoy, discutida. Todavía queda algún pope desnortado y malintencionado que atribuye al capitalismo la culpa del desaguisado económico. Como si Cuba escapase a la crisis por ser un país comunista. La crisis se está cebando, con especial saña, en algunos países de la Eurozona. Grecia, Portugal y España están atrapadas entre arenas movedizas. Los movimientos de descontrol no hacen sino hundirlas más en la ciénaga sin reverso. El auxilio que demanda la Hélade debe ser respondido de inmediato por el club de los 27. Mas no nos engañemos. Por mucha cooperación que se quiera prestar al país que mal dirige Papandreu, si el pueblo heleno no se agarra con toda la fuerza a la cuerda que le lanzan, no hay salvación posible. Como no la hay si la locomotora alemana deja de soltar euros para rescatar a unos inconscientes que se han metido en un pozo bien señalizado. Alemania va a imponer a sus socios un catálogo de deberes, pero también una importante fianza dineraria. Un fondo que cubra desidias, negligencias o inoperancias de dirigentes pueriles e ineptos.


En este contexto, España. Zapatero, más chulo que un ocho, lanza bravatas. No somos como Grecia, reprocha urbi et orbi. Los griegos están hasta el cuello. Los españoles, sólo por las rodillas. Buenos somos nosotros, se lamenta ante las críticas internacionales, para que se nos compare con los del Partenón. Tan bien nos encontramos, que vamos a empujar al Gobierno socialista griego, aunque nos hundamos hasta las ingles. Iluso. El subidón de la Bolsa será flor de unos días. Ilusiones, sí. Alucinaciones, no.


La llave, matarile, se llama Alemania. Si los germanos no tiran del carro, más de uno se iba a hartar de lodo. Si Ángela Merkel no arrima el hombro, las cigarras socialistas serían pasto de los camaleones del chavismo bananero. Como la teutona no ponga de su parte lo que ha prometido, la Unión Europea se puede ir a hacer puñetas. Por pasitos, no. De un golpe. De la política de pequeños pasos seguida para su formación, pasaremos a la política del chocazo que conduzca a su desaparición. Si Alemania dice no, apriétense los cinturones, que vienen curvas. La derrota electoral sufrida en Renania puede dejar a Merkel en la estacada. La fuerza de los renanos es incontestable. Muchos alemanes han abogado por la austeridad y el sacrificio para superar cuanto antes la crisis. Mientras, los griegos, los portugueses y los españoles, de romería continua. A quién extraña, entonces, que los alemanes se sientan estafados.


Puede que, a pesar de todo, la UE tenga su razón de ser . Sin embargo, o se corrigen los defectos estructurales y se crean vínculos políticos obligatorios, o la estructura se rompe en mil pedazos. La UE terminará tutelando a los Gobiernos nacionales, so pena de descomponerse. Si un miembro de la comunidad está incapacitado, habrá que ponerle tareas de aggiornamiento. La UE, no lo olvidemos, tiene su razón de ser en un sistema capitalista y no en una hermandad de scouts. No en una alianza de revolucionarios de pacotilla. Tampoco en una comuna de demagogos. La solidaridad alemana tiene su límite en la generación de beneficios para su propio país. Que no es así, nos queda pedirle a Obama que nos convierta en Estado asociado. Zapatero, tan contento.


Un saludo.

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