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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ZAPATERO, DIMISIÓN

Lo decía Franklin: "Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco". El barco económico de España no tiene un agujero, es un queso gruyère. La bolsa, un tiovivo de aldea. Amaga subir y, de pronto, catacrás. En diciembre de 2009, apenas cuatro meses, la bolsa acariciaba los doce mil puntos. Hoy, apenas se sostiene en los nueve mil. ¿Especuladores? Anda ya. ¿Rumores falsos? Ni hablar. Ley de la gravedad. Lo que se erige sin base, como pelele se desmorona.

Si el (des) Gobierno de Zapatero no admite las causas del desplome bursátil, no cabe diagnóstico de superación del mal. Es imposible. De esta manera, pierden los grandes inversores y se arruinan los españolitos que colocan en el IBEX sus ahorros de toda la vida. En el mundo de los trileros, el engaño es su vida a la vez que la tumba del incauto.

La secta de Zapatero sigue a lo suyo. Manipula, que aguantamos. Cada día de resistencia en el poder, dinero para el partido. El Gabinete de "agitpro" está reunido. Adelante. Siempre que llueve, escampa. No les importa su incapacidad ni su inoperancia. Pasan de vergüenza y de sentido del ridículo. Dignidad, ni la conocen. No necesitamos más medidas. No es preciso un cambio de rumbo. Entre Zapatero y Salgado, el (des)control está garantizado.

No caben más excusas ni coartadas. La situación es tan grave que puede ser irreversible. No somos Grecia pero podemos escarbar más hondo. Zapatero ha tocado techo. Podía presumir de talante, pero en estos momentos, su talante es como su talento. Puro escaparate. Nada en la trastienda. Ni moral ni mental.

La democracia está en peligro. A la crispación política se une la revuelta separatista de los nacionalismos. Si se agrega el revolcón económico, ya tenemos el caldo perfecto para que proliferen los fascismos y los totalitarismos. La paz social se halla en peligro. Por eso y por muchas cosas más, elecciones anticipadas antes de Navidad. Mucho antes. Desde ya.

Señor Zapatero, dimita. Sería el único gesto democrático que le habría visto hacer en los últimos diez años de su vida política. Háganos el favor, hombre. Dimita.

Un saludo.

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