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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ECONOMÍA NO SUJETABLE

 

    Huelva. Primera década del siglo XXI. En las marismas de Mendaña se levanta el mayor basurero del mundo. ¿Basurero? Basurero. Vertedero de residuos industriales. A poco más de dos kilómetros del casco urbano.


   Que no son residuos, responde ofendida la Consejera de Medio Ambiente. Que no son residuos, repite. Que son subproductos. Que las balsas de fosfoyeso son una fuente de riqueza para la ciudad y para la provincia. Ya basta de mentiras, agrega encolerizada. Que no se puede admitir esta campaña sistemática contra el Polo químico, tercia airada la presidenta de la Diputación. Que todo es una infame campaña de comunistas y de ecologistas, apunta el líder ugetista provincial. Que detrás de estas maniobras se encuentra la derechona, subraya el secretario general de los psoecialistas. Que existe toda una conjura para cerrar los puestos de trabajo y dejar en la calle a muchos padres de familia, apostilla la Delegada de Innovación de la Junta.


   Pero, vamos a ver, si todos queremos lo mejor para Huelva, susurra un observador de la polémica. Vamos a imaginar por un momento, comenta este ciudadano con temor a la reprimenda furibunda, que esas balsas no son perjudiciales para la salud. Creamos lo que dicen las autoridades, continúa. Pero si existe una Sentencia prohibiendo que continúen los vertidos, ¿por qué no se atiende el mandato judicial? Y si tan inocuas son esas basuras industriales, ¿cómo es que no se comercializan? Si los subproductos son valiosos, ¿cómo es posible que no se expongan en el Corte Inglés para su venta al público?


    Este articulista carece de pruebas sobre la peligrosidad de ese vertedero. Tampoco puede establecer una relación de causa-efecto entre la acumulación de esa basura y la existencia de enfermedades cancerígenas. Sin embargo, existe una clara voluntad de tapar esa vergüenza. Del mismo modo que al aborto se le denomina interrupción del embarazo, a esta basura inmunda (insalubre o no) se la quiere calificar de almacén de subproductos. La fuerza de los conceptos. El poder de la palabra. La prepotencia de los que tienen el látigo de mando.


   Con estos mimbres quieren promulgar la ley de sostenibilidad. De esta forma, quieren generar empleo. Así quieren reforzar la economía. Menudo cachondeo se traen los mozos. La recesión está servida. Y más que vamos a padecer. Sin embargo, será un caramelito si se compara con la contaminación que nos tragamos la gente de Huelva. En cualquier caso, el bombón contaminante afecta sólo al cuerpo. Lo que más enferma es tragarse, además del aire polucionado, las mentiras de tanto gañán de la política.


  Apuesten conmigo y ojalá que me equivoque. La economía no sólo no va a experimentar un ligero avance. La economía va a explorar nuevos hoyos. O lo que es lo mismo, que vamos para atrás, como los cangrejos. ¿Que en qué me baso? En la realidad observable y en las patrañas que nos coloca la tropa del capitán “Consignas”. Observen y analicen. Analicen y observen. Llegaremos a idéntica conclusión.


  Un saludo.

 

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