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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL BARÇA ES DE ESPAÑA

 

 Algunos trepas catalanistas, que se alinean en la derecha o en la izquierda, da igual que da lo mismo, se arropan en símbolos para esconder su nadería, su escasa entidad personal. En Cataluña, el principal monumento de catalanidad es la lengua. En Barcelona lo es, sin embargo, el Barça. El Fútbol Club Barcelona. La cosmopolita Barcelona, orgullo de la burguesía má avanzada, se deja conquistar por la fuerza de un club de fútbol. Más que un club, perdone, mucho más que un club.

 Sempre he cregut que lo més valios de qualsevol cultura es el seu idioma, me dice Joan. Y yo, replico de volea. La lengua es la base cultural de un pueblo. La base. Los catalanes tienen gran suerte. Como los valencianos, los vascos o los gallegos. Asientan su cultura sobre dos bases lingüísticas. El catalán y el castellano son dos caudalosos ríos que enriquecen la humanidad y la humanística de un pueblo. Qué suerte.

 Un servidor, que es andaluz y que se enorgullece de su cuna, bebe, sin embargo, sólo de las aguas del Amazonas castellano. No obstante, aspira a bucear en las otras riveras que riegan España. A veces, confundimos los términos, los conceptos, las expresiones, y los prejuicios nos hacen cortos de entendederas. Para este articulista, tan español es el castellano como el catalán. Los británicos sólo tienen una lengua. Y los poderosos alemanes, otra. Nosotros, varias. Rica cultura en un culto pueblo.

 Y si el catalán es una lengua de España, el Barça es un club español. Tan español como el andaluz Betis o el valenciano Hércules. Uno reivindica la riqueza y la variedad de España, se jacta de la potencialidad comunicativa del castellano y se muestra todo lo arrogante que se puede al defender el patrimonio cultural de nuestro país.

 Oiga, me dicen, que el artículo 3 de la Constitución nos anuncia que el castellano es la lengua oficial del Estado. Perfecto, le respondo con prontitud. Lo es el castellano. Y si desde un punto de vista político o jurídico, convenimos en denominar español a la lengua oficial de España, pues muy bien. Pero desde la perspectiva de la lingüística, hablamos castellano. Españolas son, por supuesto, todas las lenguas que hacen diversa y plural a nuestro tierra, a nuestra nación y a nuestro Estado.

 Si yo fuera catalán, me agraviaría escuchar que se confunde el español con el castellano. Se discriminaría al catalán o al vascuence o al gallego, por tener un ámbito de difusión más reducido. Los ríos, como las lenguas, no por tener menos longitud dejan de ser más caudalosos ni más rápidos. La España de los mayorazgos dejó de ser hace tiempo. En las herencias, las hijuelas prevalecen. Hijos, todos por igual. Catalán español como el mismísimo bable. Venga riqueza lingüística, ya que la económica nos da la espalda.

 Y el Barça, de Barcelona, nada. De Laporta, menos. De los Montilla, Carod, Mas y otros Millet, res de res. El Barça, de mi hijo, de los barcelonistas de Aracena y de Ferrol, de Almagro y de Alcaudete. Barça de España. Visca el Barça. Visca Espanya. Vivan. Lenguas que unen y nos dan vida. Joyas. Tesoros. Rica España. Y varia. Y diversa. Qué suerte.

 Un saludo.

 

 

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