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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EL MINISTRO -síseñor- GABILONDO


 Don Ángel Gabilondo, hermano de don Iñaki, el inventor de los pañales de los supuestos terroristas del 11-M, es, aunque no se note, ministro de Educación pública del (des) Gobierno de Zapatero. Don Ángel "Síseñor" Gabilondo quiere extender la enseñanza obligatoria (lo de educar e instruir es otra cosa) hasta los 18 años. ¡Qué horizonte tan negro se divisará respecto al paro parón, que el ministro cuota saca del mercado de trabajo a miles de jóvenes! Rechaza Gabilondo otorgar a los docentes de centros no universitarios la autoridad que para ellos demanda la señora Aguirre y, ahora, nos sale con la mayoría de edad.

 En plena crisis económica, el Síseñor educacional de ZP retira del mercado laboral a un montonazo de chavales que, a juzgar por su edad, han fracasado estrepitosamente en las lides académicas. ¿Estudias o trabajas? Por favor, ni una cosa ni otra.  A Síseñor Gabilondo le importa un pimiento la denuncia de algunos sindicatos sobre la cobertura de bajas laborales. A Síseñor Gabilondo no se le cae la cara de vergüenza por que miles de alumnos pierdan, por falta de profesores, el derecho fundamental a la educación.

 Síseñor Gabilondo es tan listo que, en su dialéctica, busca, cual mayéutica socrática, clavarnos el aguijón de su falso silogismo. Nos quiere hacer creer que la causa de la crisis es la destrucción de empleo. Será malo. Pero hombre, si hasta los alumnos menos aventajados saben que es al revés. Que la causa es la crisis y que la consecuencia es el paro. El paro parón. Que, a su vez, la causa de la prolongación de la crisis es la ineptitud de los ministros "síseñor". Son "bautistas" de un jefe que subordina todo al voto cautivo y subsidiado. ¡Cómo se atreven, pues, a hablar de una educación de calidad!

 Don Ángel "Síseñor" Gabilondo tiene el deber de admitir que es afrentosa la millonaria cifra de desempleados. Del mismo modo que debe tener el pudor de no escarnecer a miles de profesores agotados y a millones de alumnos desmotivados. Se ampara don Ángel en los miles de liberados sindicales de la especie "síseñor" que constituyen una Administración bis merced a la gruesa teta de las subvenciones y de los cursitos de formación de la señorita FAFFE y similares.

 El genial Pablo Vázquez parió en 1953 a su personaje de DDT. La ciega obediencia al dictador se ha convertido en obediencia ciega al dictador. -Ha repetido Vd. la frase, articulista. -Síseñor. Se ha repetido la historieta. Síseñor.

 Un saludo.

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