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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DIA DE LA ANTIESPAÑOLIDAD


 Provoca erupciones cutáneas. La presencia del presidente Zapatero en el desfile militar que se celebra esta mañana en Madrid para conmemorar el Descubrimiento de América; causa también sonrojo, vergüenza ajena. Y si la ministra Chacón asiste a la parada, el sonrojo dará paso a la indignación.

 Zapatero es el autor de la triste frase que considera que "España, como nación, es un concepto discutido y discutible". La señora Chacón no lucirá, confío, la camiseta de apoyo al actor fallecido que tildó a nuestro país de una manera vergonzosa. Tan deshonrosa que prefiero omitir su contenido. Zapatero y Chacón son miembros de un Gobierno de España que, con su política de "mercedes" autonómicas, está haciendo oposiciones -y las ganará por demérito e incapacidad- para destrozar a la Constitución y convertir al Estado autonómico que ella contempla en un Estado federal, una vez que el Estatut de Cataluña apruebe el trámite -engorroso, dilatado e inexplicable trámite- del Tribunal Constitucional.

 La antiespañolidad de este Gobierno inepto se proyecta desde su inadmisible política interior a la desnortada política exterior. Nuestros soldados -héroes, ZP, no monjitas- luchan en Afganistán. Cumplen la legalidad internacional. Dan muestras de su eficacia y de su disciplina castrense. Mueren en misiones de guerra y ustedes les niegan el derecho a la condecoración y a la paga de los que dejan su vida por España y que, por pura lógica, les corresponde.

 La antiespañolidad de este Gobierno se manifiesta en su disparatada -desatinada, Moratinos- acción diplomática en Hispanoamérica. Los Chávez, Evo, Zelaya y otros "revolucionarios" de opereta, son nuestros aliados. Quienes más se destacan por debelar la españolidad de aquellos territorios, más disponen del apoyo político y financiero de este Gobierno que se dice de España.

 Este articulista desea a Zapatero un postrer momento de cordura. Una pizca de rectificación. Un aliento de defensa de lo español. Una mínima voluntad de enderezar el rumbo. Mas para ello es preciso admitir el problema. En caso contrario, el deseo se dará de bruces con la realidad del presidente menos español de los que, a lo largo de la historia constitucional de España, han presidido los Consejos de Ministros. Y mira que los ha habido infames.

 Me despido con mi compromiso de españolidad. Con independencia de mis sentimientos, que no son nacionalistas, defiendo la legalidad vigente. Les reproduzco, por si comparten la idea, el texto del artículo 2 de la Constitución de 1812 y de la Constitución de 1978:
Art. 2. (1812):  La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.

Art.2. (1978): La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.

 Un saludo.

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