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Francisco Velasco. Abogado e historiador

¿EL MINISTRO CAAMAÑO NO SE QUIERE ENTERAR O QUÉ?

El ministro "caradebueno" Caamaño desarrolla una función tan nefanda que va a elevar a los cielos la nefasta actuación política del ex-ministro "carademalo" Mariano. A uno se le conoce por el apellido; al otro, basta con el nombre, tal como ocurría con el que fuera todopoderoso Gobernador del Banco de España (¿se acuerdan del caso Ibercorp?).

 Lo de Camaño va a traer cola. A partir de sus últimas -y funestas- declaraciones, el señor ministro de Justicia cree que la sentencia del Estatut marcará el futuro del Estado de las Autonomías". Vamos a ver, señor, si usted que es catedrático de derecho constitucional conoce la diferencia entre el Estado español -autonómico- y el Estado alemán -federal-, ¿por qué se atreve a decir que "siempre se van a vivir tensiones, como en cualquier estado de tipo federal, entre el centro y la periferia"? ¿O Vd. ignora el contenido del artículo 2 de nuestra Constitución: "
La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de lal Nación española, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas".

 Vd., Ministro Caamaño, tiene la misma escuela de perversa mentira de su jefe Zapatero. Él, sin embargo, engaña mejor. Hay que reconocer a ZP su enorme habilidad para la estafa dialéctica. Saca el presidente por accidente un conejo de una chistera con la misma facilidad que hace desaparecer a trescientos mil parados de las listas del desempleo.. Es ZP el Houdini del escapismo político, el David Copperfield de la moderna prestidigitación. Vd. es alumno de la escuela zapateril de la trola continua pero se comporta como el maestro Ciruela, que no sabía leer y puso escuela. Miente Caamaño tan mal, que o lo hace queriendo para desviar la atención y concentrar en su persona los ataques dirigidos a su caudillo psoecialista, o es una calamidad que por cada palabra que pronuncia, mete tres veces la pata.

 El Estatut catalán es, además de inconstitucional en varios de sus artículos, el paradigma de la insolidaridad. La cobardía del PSOE se manifiesta, una vez más, en sus dirigentes. No tienen narices para ser leales al pueblo español y se escudan, desertores de su deber constitucional, en el texto estatutario de Cataluña. A ZP y sus amigos les importa el poder. Si el Estatuto no es constitucional, no os preocupéis. Amañarán lo que sea para que la Constitución española sea conforme al Estatut. ¿Pero cómo el todo se va a subordinar a la parte? Ni peros ni manzanas. Conviene al dictador chaplinesco que ZP es, y no se hable ni "mú". ¿No asesinaron unos terroristas a casi doscientos españoles y apenas han movido el meñique para investigar a fondo el más sangriento de los atentados que ha sufrido nuestro país?

 Si ZP se opone a Montilla y, por añadidura, a Puigcercós, Carod, Mas y toda la camarilla hipernacionalista catalana, le dura la presidencia el tiempo que un caramelo a la puerta de un colegio. -Bueno, al menos defenderá a España en los términos que la Constitución entiende nuestra nación, tercia un ingenuo amigo. -No, hombre, no, ZP quiere ser presidente. Cueste lo que cueste. Por eso, se rodea de gente como Aído, Pepiño, Sebastián, Salgado, De la Vega o Caamaño.

 ZP ha dicho. Sí Bwana, le responden. ¡Que viva el PSOE! Mejor: que viva el partido más sectario que los siglos parieron.

 No, no, no nos moverán. Lo veremos. Vergüenza de politicastros.

 Un saludo.

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