Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

OBJECIÓN DE CONCIENCIA. OBJETA QUIEN TIENE CONCIENCIA.

El nuevo ministro de justicia socialista ha sucedido al defenestrado (por aquello de la cacería sin licencia y otras lindezas) ministro socialista de justicia. No es lo mismo.

  Mariano, sin apellido, era un psoecialista que su partido puso al frente del Ministerio de Justicia del Estado español. Venía de la carrera fiscal y se pasó a la carrera política. En una y otra, destacó poco, la verdad, sobre todo en la segunda. Caamaño, sin patronímico, heredó el cargo del otrora miembro del Ministerio Público. Venía de la carrera docente universitaria y cambió el aula por la cartera. Sin embargo, en su cartera ministerial ha introducido paquetes tan explosivos como el que confunde la objeción de conciencia de los médicos ante el aborto (no ante la interrupción del embarazo, ante el aborto) con la desobediencia civil. Por eso, le considero, en vez de Ministro de Justicia (sin especificativos), ministro de justicia socialista. Ministro de España, no. Ministro del PSOE, sí. Ministro de la justicia del PSOE. Ministro de justicia psoecialista.

  Cuando los profesionales se hacen mercenarios y éstos devienen esbirros. El profesional lo es en virtud de su oficio, sea fruto de los estudios (el catedrático) o del aprendizaje laboral (el redero). Si este profesional prescinde del salario propio de su oficio o de su función y adopta como exclusiva bandera el dinero del contratista allende toda suerte de ideología y principios, entonces se convierte en mercenario, cual soldado que combate al servicio (no de su patria) del mejor postor. En el momento en que el mercenario sigue la vía del matón de vía estrecha y coarta, intimida, amenaza, coacciona, limita y agosta/angosta la vida de los que señala su patrón, a partir de ese instante, alcanza la bajeza moral del esbirro.

  El esbirro se sacude con la displicencia del fuerte los derechos de los débiles. Negar a un ciudadano sus derechos constituye un acto ilegal e injusto. Ilegalidad e injusticia matizables positivamente en su atribución a la generalidad  de las personas legas en asuntos jurídicos. Ilegalidad e injusticia reprobables y condenables en un magistrado o, incluso peor, en un catedrático de Derecho Constitucional. Artículo 30 de nuestra Constitución, ministro Caamaño. Jurisprudencia, catedrático en comisión de servicios o en excedencia. Sobre todo, respeto. Si Vd. defiende la misérrima ley del aborto que preconiza su colega de Consejo de Ministros, la señora Bibiana Aído, está en su derecho. Se respeta su derecho fundamental a la expresión. Respete usted, hombre de Dios, el derecho fundamental de sus compatriotas a la objeción de conciencia. Los médicos –los sanitarios en su conjunto- son ciudadanos. No aborte usted su derecho. No interrumpa su querido embarazo ético y moral. Ética, ministro Caamaño. Ser del PSOE exige tenerla. Y conciencia. ¿O no?

 

 Un saludo.

 

 

0 comentarios