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Francisco Velasco. Abogado e historiador

BLANCO SOBRE BLANCO. NEGRO MUY NEGRO

Escribo desde Castellón de la Plana. Después de varios días por tierras del mudéjar aragonés, he llegado a territorio de la Comunidad Valenciana. Uno trata de abstraerse de los problemas cotidianos. Es imposible. Nuestro particular barómetro cultural y educativo detecta una presión difícil de reducir por más que nos encontremos de vacaciones. Cierto que he resistido la tentación del ordenador. Mas confieso que la lectura de la prensa escrita ejerce tal atracción sobre este articulista que ante ella sucumbe.

  Tema palpable, tangible, preocupante, doloroso y lacerante es el del paro. La ligera reducción del desempleo durante los meses de verano es el sueño de una noche de luna zapateril. La insoportable levedad de un engaño manido. La dimensión social de este problema anuncia malos y conflictivos tiempos. Es la prueba del nueve de la historia contemporánea. Si no se genera un mullido colchón social de clases medias, las fricciones entre las clases extremas levantarán el asfalto del entendimiento. En esa coyuntura, la clase política habría de enfrentarse al problema mayor de la violencia callejera. Manifestaciones y luchas callejeras. Caos. Policias contra ciudadanos.

  Cuando el Consejo de Ministros ha aprobado un subsidio de desempleo de más de 400 euros para los parados que hayan agotado su período legal de prestaciones o subsidios, se pone sobre la palestra una disyuntiva ética. ¿Es un camino correcto o una medida desquiciada? A dar respuesta a la misma, trataré de dedicar el siguiente discurso.

  Desde mi punto de vista, la medida es correcta dentro de la disparatada arquitectura socioeconómica de este Gobierno de ineptos. Como lobos despiadados, los zapateristas se han colocado el disfraz de humanitarismo franciscano y tratan de vender su imagen más beata. No es humanitarismo. Es psoecialismo de opereta bufa. Si aborrecemos y denunciamos a los bomberos pirómanos, despreciamos a los gobernantes incompetentes que hacen de su deshonor profesional una virtud. Se han cargado la economía española. Han incrementado la tasa de paro. Han aumentado el déficit del Estado. Han destripado malamente la herencia recibida. Han hecho del vergel patrio un erial.  

 

 En el contexto descrito, de progresivo empobrecimiento económico y ético, que los parados sigan cobrando una prestación, me parece bien. Lo que me parece inadmisible es que el futuro de España esté en manos de estos señores. Madre mía la que nos queda por ver. Si hacen del subsidio una artimaña electoral, toda España padecerá el síndrome andaluz de la cultura del paro y de la economía sumergida. Cuando España se europeíza a trancas y barrancas, ahora no puede “andalucizarse” en el terreno de la política caciquil y de la economía subsidiada. Otra cosa sería que la cultura y la historia andaluzas irradiasen al resto de España. No caerá esta última breva. Negro muy negro.

  Un saludo.

 

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