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Francisco Velasco. Abogado e historiador

EDUCACIÓN: INCOMPETENCIAS BÁSICAS

 

 El curriculum de la Educación Secundaria incluye las llamadas competencias básicas. Como quiera que, desde toda la vida democrática que nos ha regalado el constituyente español, Andalucía ha sido gobernada por el PSOE, todo lo que refiramos a la educación de nuestros conciudadanos habrá que aplicárselo a ese partido que se dice socialista. Todo. Lo bueno (muy poco a juzgar por los resultados) y lo malo (a la realidad me remito). En este sentido, llama la atención de este articulista, aunque en absoluto se sorprenda, el siguiente titular de una noticia que, este sábado 4 de julio, publica El Mundo de Andalucía: "LOS ALUMNOS ANDALUCES SIGUEN BAJANDO DE NIVEL EN CASI TODAS LAS MATERIAS".

 

 El problema que se suscita es el noticiar la monotonía, la rutina, lo consuetudinario. Bueno. Uno justifica la noticia de la misma forma que cada año se escribe sobre el verano, sobre las colombinas, sobre los atascos de vehículos en el puente de Punta Umbría y así. Mas insisto: de sorpresa, nada. La sorpresa nos la hubiera deparado -y esa sí sería noticia de alcance- la subida de nivel educativo de los chicos. En cambio, la noticia sigue siendo la repetitiva normalidad de nuestra anormalidad educacional. ¿Y por qué? Porque hablar de competencias educativas, o sanitarias, o culturales, o económicas, en relación a los políticos que gobiernan el Partido casi único, es pedir peras al olmo. Por ejemplo: si definimos las competencias como disputa sobre algo para obtener la misma cosa, convendremos que en la política andaluza, la continuidad es la ley y la competencia brilla por su ausencia.

 

 Item más: si utilizamos el concepto cuestión de competencia, entonces estamos mencionando la idea de pericia, de aptitud, de idoneidad para intervenir en un asunto determinado. Y aquí sí entramos en el meollo del problema. Verán: la nueva consejera de Educación de la Junta de Andalucía se llama María del Mar Moreno. Mucho gusto. La señora consejera ha declarado: "No son los resultados que queremos, ni los aceptamos pasivamente". A continuación, ha agregado: "los profesores, las familias y su propio departamento deben "arremangarse".

 

 La consejera, muy docta, seguramente sabe que ese término, conocido de forma vulgar, no existe en el diccionario. Suspenso por razones de forma de expresión. Me preocupa relativamente esa contradicción "in terminis". Lo que más me preocupa es que la consejera, encima, además, para más "INRI", culpe al profesorado de falta de esfuerzo. Señora. Señora. Señora. Gracias al esfuerzo, a la profesionalidad y a la competencia de los profesores, ese nivel no se ha despeñado y, en su caída libre, no ha formado un enorme socavón. Deje usted en paz a los profesores. O mejor, atienda sus reivindicaciones, sus necesidades, sus lamentos. Padecen el más despiadado abandono por parte de su Consejería.

 

 Ahí, en la Consejería radica el quid de la competencia. En la Consejería anida la incompetencia. En la Consejería debiera encontrarse la solución y, por el contrario, de ella brota el manantial de problemas que al fracaso estrepitoso conducen. ¿Y sabe por qué? Porque su Departamento (ayer el de Teresa, antier el de Cándida, y nos remontamos hasta el inicio de la preautonomía) está lleno de incompetentes. La mayoría de ellos, por no decir todos, se han seleccionado entre los afines de su partido y no entre profesionales independientes cuya meta sea el éxito de la sociedad y no la colocación de los conmilitones.

 

 La competencia -aunque educacionalmente así se asuma- no es básica ni superior. Es competente el juez o no lo es. Admitida su competencia, caminaremos por diferentes niveles de capacidad intelectual, de derroche de esfuerzo, de bagaje de conocimientos, de actitud de entrega. Los alumnos sí son competentes. Podrán ser más inteligentes o esforzados, más preparados o más entregados. Pero competentes lo son. A pesar de la Consejería. Si nos atuviéramos a su "arremangarse" y a su invitación a los profesores a ese "arremangamiento" (si ya, mujer, han perdido las mangas y hasta las uñas de su ansiedad), usted debiera incluirse entre las suspensas en comunicación lingüística.

   Un saludo

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