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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ÉRAMOS POCOS Y...

 Algo se está moviendo en la política onubense. La Oposición al PSOE sale de las trincheras. Poco a poco. Se sacude el polvo de la tierra en que el partido de don Javier y don Mario reina y da, graciosamente, carnets de demócratas. El pueblo se da cuenta de que los ropajes del emperador no son tales, que se advierte su desnudez.
 A los casos de Beas, Almonte, Bollullos, Cartaya, entre otros menos repercutidos, se suma hoy el de Ayamonte. Resulta que el Partido Andalucista ha roto su pacto con el Partido Socialista de la ciudad fronteriza debido, según los cuatro concejales del grupo, al ninguneo y a la falta de respeto. La portavoz andalucista se deja caer, a continuación, con la conveniencia de interponer una moción de censura si esta estrategia contara con el apoyo del PP y de IU. Hasta ahí, nada nuevo bajo el sol. El Partido casi único tiene talante de estrellato, voluntad de protagonismo desmedido, vocación de soberano absoluto, estilo de cacique de pueblo y ansias inescrutables de poder. Con las susodichas virtudes, tan arraigadas, nadie puede sentirse despechado por el ninguneo y la falta de respeto. Nadie.   
 En cualquier caso, tampoco podrá extrañar a nadie los intentos de compra y los juegos de enchufes. Es un sello, un marchamo, un instinto.
  Más vale tarde que nunca. Que Izquierda Unida y Partido Popular no deben callar, parece obvio. No se trata de apuñalar al PSOE. Se trata de restablecer, con urgencia, el respeto a los valores políticos, sociales y morales. El objetivo es recuperar el código de buen gobierno. La meta es Ayamonte, su pueblo. Si a pesar de los pesares, la política municipal camina por buena senda, pues que el PSOE gobierne en minoría. En caso contrario, la moción de censura debe ser obligada. Por limpieza democrática.
 Un saludo.

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