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Francisco Velasco. Abogado e historiador

DE BARRERAS, BARREROS Y OTROS OBSTÁCULOS

 Un poema de Juan de Fermoselle, dicho Juan del Encina, autor salmantino contemporáneo de los Reyes Católicos, dice:
"No quiero querer querer
sin sentir sentir sufrir
por poder poder saber
merecer el merecer
 y servir más que servir".

 La breve cancioncilla, mitad medieval, mitad renacentista, se refiere, entre otras cosas, a las barreras que nos impone la capacidad de comunicación. Barreras comunicativas. Barreras taurinas. Barreras arquitectónicas. Barreras.

 Sí hay más sordo que el que no quiere oir. Claro que sí lo hay. Es el que no quiere que se oiga. Aquél cuya voluntad busca ensordecer. Quien persigue, a la vez, enmudecer. Cuantos procuran distorsionar lo oído. Todos ellos son más sordos. Javier Barrero es tan sordo de escucha política que, como sólo oye lo que le conviene, orquesta qué deben oir los demás. La última del prócer Barrero, cuyas barreras mediáticas son tan limitadas como su horizonte puntaumbrieño, es su declaración sobre el caso Juana Orta-Pedro Rodríguez.

 Que dice el ex jefe provincial del Movimiento psoecialista en Huelva, que las palabras del alcalde de la ciudad sobre Juana Orta son inoportunas e irresponsables porque vienen a poner de manifiesto su insensibilidad con el sufrimiento de las víctimas. El acabóse del sansacabó. Que Barrero pretenda enfrentar al PP con las víctimas del terrorismo de ETA, es el dilettantismo de la maldad política. Ama Barrero la maldad. La abraza con todas sus fuerzas. Él, el gran Barrero, es tan afecto a este tipo de maldad, que arponea el corazón de líderes destacados en la defensa de las víctimas.

 Obstáculos, Barrero, los que tú encadenas al progreso, a la verdad, al desarrollo. Obstáculos, Barrero, los que tú colocas en el engranaje de los partidos que te hacen oposición. Obstáculos, Barrero, los que en tu propia alma te impiden, aunque sólo sea por una vez, reconocer tus insidias.

 Pedro Rodríguez, Javier Barrero, te da mil clases de saber estar. Mil. Más valiera que sintieras sentir, que pudieras poder, que merecieras merecer y que sirvieras para servir... pero no a ti, sino a los demás.
 Un saludo.
 

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