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Francisco Velasco. Abogado e historiador

ATRASO. ¡¡¡ATRASO!!!

 Por encargo de la Consejería de Economía de la Junta de Andalucía, un equipo de la Universidad de Alcalá de Henares ha elaborado un informe: "Los factores de la no incorporación de la mujer al empleo en Andalucía". Fíjense bien. El informe no lo encarga el PP ni lo elabora una universidad de nuestra Comunidad Autónoma. Cualquiera pudiera creer, maliciosamente, que aquí hay trampa. En principio, pues, no. Bueno, y qué importancia tiene ese dictamen para otorgarle categoría de noticia. La trascendencia no radica en el encargo en sí ni siquiera en el equipo que lo realizó ni tampoco en el organismo público que lo promovió. El relieve del informe viene dado por las conclusiones del mismo. Entre ellas, la más destacada es la conclusión primera y principal: "la mujer andaluza se incorpora al mundo laboral con un fuerte desnivel respecto a la media de mujeres de la Unión Europea".  Sigo sin ver, argüirán ustedes, el carácter noticiable de la información. Paciencia, lectores, paciencia. A ello vamos.
 Los universitarios de Alcalá de Henares hacen radicar en dos las causas clave de este tan fuerte desajuste. Una, el comportamiento tradicional de las mujeres andaluzas. La otra, su bajo nivel de estudios. Y ahora, qué. Si el informe se halla en lo cierto y nada se discute sobre el mismo, nosotros habremos de inferir algunos apuntes. Por ejemplo, que si el ex presidente Chaves, el de MATSA, nos ha vendido como trilero de poca monta la enésima modernización de Andalucía, es evidente que ha estado mintiendo como un bellaco o que ha faltado a la verdad como un caciquillo de tercera división. De otra parte, que la propaganda fascistoide con que nos han venido regalando, desde años, los responsables (es un decir, perdonen) de la Consejería de Educación respecto a las excelencias de la política de estudios llevada a cabo en nuestra región, tiene menos valor que el papel en el que se han difundido. Aire. Humo. Ahogo.
 El engaño ha sido, es, manifiesto, flagrante, escandaloso, cruel. Quienes conocen bien la realidad educativa andaluza saben que las mujeres ocupan, hoy, el rol primordial en el éxito escolar de nuestros niños y jóvenes, desde la Educación Primaria hasta la Universidad. El engaño es masivo. La categoría intelectual de la mujer se equipara a la del hombre pero, a diferencia de éste, aquélla reúne una serie de cualidades que deja a la altura del betún al colectivo masculino, tal es el sumatorio de esfuerzo, profesionalidad, entrega, abnegación y capacidad de sufrimiento que ellas derrochan. Los Griñán y los Zapateros de turno nos endosan talones sin fondo. Mucha ley de igualdad, muchas ministras cuotas, mucha defensa de la mujer y todo queda en el apaño formal, en la imagen de marca, en la Bibiana nepote, en la Magdalena barbiana o en la Leire lerén lerén. El talón no tiene fondos o, al menos, no se escuda en los depósitos bancarios que dice administrar. Una vez más, mentira.
 Sin embargo, aunque este informe llega a verdades que dañan, desde mi punto de vista adolece de un punto de profundidad. Me explicaré. Los autores no relatan -al menos a este articulista no le consta- cómo es posible que la mujer andaluza se sitúe tan lejos de la mujer danesa a la hora de acceder al mercado de trabajo, por mucho que la tradición y el bajo nivel educativo sean factores de peso. Lo que los universitarios alcalaínos no dicen es que Andalucía sigue anclada en el caciquismo y el caciquismo conduce a la inacción, a lo retrógrado, a la incultura, al miedo, a la docilidad, al servilismo. El caciquismo de finales del siglo XX y de inicios del siglo XXI se ha despojado ya de los rasgos del otrora decimonónico. En nuestros días, el caciquismo es político y, más concretamente, socialista. Socialista del PSOE de Felipe, de Zapatero, de Chaves, de Griñán, los inductores y paganos del PER, pero también de los Juan y Medio, de las Marías del Monte, de los Arrayanes, de las corridas de toros, de las productoras pata negra, de lo que atonta y adormece sin necesidad de orfidales ni de prozacs. La modernización real de Andalucía pasa por el ascenso de las mujeres al rango que les corresponde. Este rango nunca es el de la cuota. Ese rango se destina a las que viven del cuento. Sí o sí.
 Un saludo.

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