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Francisco Velasco. Abogado e historiador

¡A LAS RICAS MANCOMUNIDADES!

 Una mancomunidad es una asociación libre de municipios en la que éstos delegan parte de las funciones y competencias que la propia ley les atribuye, con la finalidad de prestar un servicio conjunto a todos sus miembros. Sería la expresión social, política y económica del brocardo: "la unión hace la fuerza". Se constituye, pues, la mancomunidad como un ente supramunicipal con personalidad jurídica, con voluntad temporal o indefinida, a la que se requiere fijar unos objetivos claros, disponer de un presupuesto propio y contar con órganos gestores diferenciados a los de cada municipio.

 No cabe duda que la idea es muy buena y que su función puede ser excelente. Sin embargo, la mancomunidad, como casi todos los organismos que engloban unidades más pequeñas, se convierte en arma política arrojadiza que refuerza el poder de instituciones como las diputaciones provinciales o que, en su caso, torpedean el campo de acción de éstas.
 Un ejemplo que puede ser ilustrativo: La Mancomunidad Aguas del Condado está presidida por un militante del PSOE que, antes, era alcalde y ahora concejal. Por su parte, la Mancomunidad Andévalo Minero está presidida por un psoecialista y dirigida técnicamente por otro miembro del partido. La Diputación de Huelva está presidida, a su vez, por la presidenta del PSOE. En cuyo caso, la coincidencia político-ideológica comporta la sumatoria de todas las instituciones. Mas cuando esta coincidencia no es posible, la eficacia pierde tantos enteros que la disgregación y las pugnas entre contrarios ideológicos se hacen soberanas.
 Entre la mesnada socialista, el poder es un objetivo irrenunciable. Lo mismo ocurre en otras tropas políticas. La diferencia estriba en la ambición y en la instrumentación de los aparatos de gestión para alcanzar ese poder. Si echan un vistazo a la red de mancomunidades constituidas en la provincia de Huelva, la inmensa mayoría está presidida, regida, gestionada, controlada y dominada por gente del Partido Socialista. Me dirán que son socialistas la gran mayoría de ediles que han sido elegidos en los distintos pueblos de Huelva. Y así es, y la democracia no debe ponerse en cuestión. Lo que sí ha de procurarse es que esta democracia no se subvierta en tanto los resortes de poder se hallen en manos de un partido político, pues hace bascular la mesa electoral hacia una parte, de la misma forma que la Meseta castellana se inclina hacia el Oeste y al Atántico lleva a desembocar a casi todos los ríos peninsulares.
 Las mancomunidades tienen una vocación de servicio a los ciudadanos en cuanto determinan la prestación de servicios sociales públicos y en cuanto se fomenta la solidaridad intermunicipal. Son una nueva forma de vivir y de prosperar desde la unión, la solidaridad y la gestión compartida. Pero lo que no deben ser, Herófito, Carlos, entre otros ilustres gestores de la empresa federal psoecialista, es lo que no puede ser: nidos de reserva de especies políticas caídas en desgracia, es decir, de vividores de lujo. Eso, no. Eso, sí que no.
 Un saludo.

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