Blogia
Francisco Velasco. Abogado e historiador

QUE SÍ TIENE IMPORTANCIA, QUE SÍ

 Hipocresía. Táctica del avestruz. Lo políticamente correcto. No pasa nada. Sí pasa, hombre, sí pasa. Pasa que el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia. Pasa que el himno es un símbolo de España. Y pasa que los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico. Y como pasa esto, no se puede esconder la cabeza bajo el ala, sr. Rajoy, y minimizar el alcance del escándalo, sr. líder de la Oposición, que constituyó el abucheo de Mestalla. Lo sucedido es, no por esperado, insólito. Los hechos son graves. Una democracia no puede permitirse acciones de esta índole. El alto cargo de TVE responsable de la omisión ha sido despedido. Me parece muy bien. Pero quién despide al despedidor si éste ha contribuido, por acción (orden), omisión (silencio cómplice) o connivencia (justificación) a que se censure la multitudinaria pitada a D. Juan Carlos.
 Censura. Examen y aprobación que, antes de publicarse algunos escritos o de conocerse ciertas noticias, realiza el funcionario del Gobierno con el fin de controlar el contenido. Eso es la censura: la criminalización de informaciones con el fin de mantener el statu quo político e ideológico, el control de una sociedad, la supresión de la disconformidad de ciudadanos sometidos. RTVE, en manos del PSOE, partido ante el que responde el Gobierno de Zapatero, censuró las imágenes de los prolegómenos del partido final de la Copa del Rey entre los equipos Bilbao y Barcelona. ¿Qué pretendía el censor jefe que, a mi juicio, no fue el director destituido? Sencillamente, ocultar la bronca a la Corona, esconder la pitada al himno de España, soterrar la exhibición de pancartas independentistas. ¿Con qué intención?, me inquiere un lector amigo. El motivo, respondo, no es otro que el de negar una realidad que, -temida, pronosticada, intuida,...- en los albores de la Transición, ha adquirido con ZP una dimensión gigantesca que amenaza muy seriamente la unidad de España recogida en nuestra Constitución. El gran censor es Zapatero, el presidente del Gobierno que sirve de soporte al PSOE. Él mismo se descubre, pues, al igual que ofendía como antipatriotas a quienes vaticinaban la crisis económica, se ríe, se burla, se mofa de quienes auguran/advierten sobre el riesgo de fractura del Estado español. ¡Cómo mientes, presidente por accidente! ¡Cómo mientes!
 ZP, el gran censor, utiliza el método de las dictaduras más fachas, el de impedir que los ciudadanos estén informados, el de manipular las noticias, el de edulcorar lo que conviene al grupo dominante, el de agriar lo que interesa al poder. Él entierra las verdades a base de mentiras. Él prolonga la agonía de la duda hasta la muerte de la certeza. Él mantiene la ilusión de la quimera hasta que la vida deviene puro alucinógeno. En el último de sus mítines en Vistalegre, censuró a los españoles que, según él, "se ponen nerviosos cuando aparecen brotes verdes en la economía, porque no quieren ver ni una sola buena noticia". Con esta frase, Zapatero ha puesto el más elocuente de los ejemplos de uno de los principios de la propaganda nazi: el de atribuir al enemigo las maldades propias. En una palabra, es Zapatero el que se pone de los nervios cuando comprueba con horror que los brotes verdes no aparecen en parte alguna. Un apunte colateral: los periodistas chinos siguen trabajando bajo un control y una censura estrictas. Los que publican artículos criticando a las autoridades o a la política oficial se arriesgan a ser procesados y encarcelados. En los últimos meses se han introducido nuevos reglamentos para aumentar los controles oficiales sobre Internet, produciéndose el cierre de numerosos sitios web. Le digo a Zp lo que le preguntó, entre escandalizado y sarcástico, Josu Erkoreka en el Congreso: ¿"Quo vadis, Zapatero, quo vadis?"
 Ya tuvimos bastante empacho de censura/tortura con Franco, hombre. No nos trate como súbditos, señor. Que somos ciudadanos. Entérese. Y usted también, Jefe de la Oposición.
 Un saludo.

0 comentarios