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Francisco Velasco. Abogado e historiador

...Y ESTO PARA LOS NEGRITOS

 Tambores de fusión. ¡Tam, tam, tam! Ya se preveía, ya se divisaba en lontananza, ya lo bisbiseaban ciertos augures de la economía regional. Ahora, además, los escuchamos. Los tambores de la tribu socialista lanzan mensajes cifrados en torno a la Caja. A la Jefa de la aldea provincial la han coronado vicepresidente de la institución. Ya es emperaora. Ahora quasi visir del cofre del tesoro. Ayer se reunía en San Juan del Puerto para que los jefecillos del partido canten las glorias de su honradez y rindan homenaje a sus ancianos epígonos. Mañana, quién sabe lo que urdirá mañana la enseña del palacete.
 Cajasol nació en mayo de 2007, como consecuencia de la fusión, por absorción, de las Cajas de Ahorros de Huelva y Sevilla y la Caja de San Fernando, fruto a su vez de la fusión de la Caja de Ahorros de Sevilla y la Caja de Ahorros de Jerez. Hasta ahí, pura descripción y con la descripción proseguimos.Una caja de ahorros es una entidad de crédito similar a un banco, con la diferencia de que tiene entre sus objetivos el interés público y suele dedicar parte de sus beneficios a actividades de tipo social y cultural. Puede tener, o no, fines de lucro, y ser de titularidad pública o privada. Actualmente, las cajas de ahorro se consideran entes de carácter social, cuya naturaleza jurídica viene regulada por las Comunidades Autónomas y cuyos órganos de gobierno son elegidos por los poderes públicos correpondientes a su domicilio social. Mas no se debe olvidar que, desde un punto de vista operativo, las cajas se consideran empresas y, como tales, se han de regir por la legislación de la Unión Europea.

 La intervención del Banco de España en Caja Castilla-La Mancha ha puesto en entredicho la seguridad del sistema financiero del que tanto se han venido jactando Zapatero y el virtualmente destituido Solbes. Un nuevo ridículo a añadir a este gobierno de la señorita Pepis con el que juega a su antojo el PSOE, para bien y solaz de su particular interés. Un ridículo que no debe distraernos de la alarma creada y de las nefandas consecuencias de una política indecente. Cómo es posible que se haya usado y abusado tanto de la concesión de créditos. Quién se puede extrañar de la morosidad in crescendo. Cuándo se han dado cuenta sus dirigentes de la situación de liquidez y acaso de insolvencia en que ha caído la entidad crediticia.  La OCDE ya ha apuntado que las cajas son un 'sector de riesgo, máxime si están en manos de los mercados inmobiliarios'. La necesidad de capital es imperiosa, pero no de unos pocos millones, sino de más varios billones de pesetas. Y  es que las cajas, a diferencia de los bancos, no pueden recurrir a las ampliaciones de capital. El recurso al dinero público para consumar una fusión puede crear un perverso sistema de incentivos, manifiestamente contrarios a una política anti-proteccionista. 

 Advirtamos dos situaciones tan reales como inobjetables. Una: en enero de 2008, los créditos morosos alcanzaron una cifra de casi nueve mil millones de euros (billón y medio de pesetas); en febrero de 2009, la cantidad ha ascendido a más de cuarenta mil millones de euros (casi siete billones de pesetas).  Otra: mientras la ratio recursos propios/volumen de activos de la Bilbo Bizcaia Kutxa (BBK) es del 10%, la de una caja pequeña, como Cajasol, puede rondar el 3%. Se argüirá que el sector del ladrillo ha causado esta debacle, pero frente a ese argumento facilón, habrá que tener en cuenta otro igual de sencillo, pero que desarma al primero: el sector del ladrillo se ha extendido por doquier y no sólo en algunos puntos de nuestra geografía. El problema no es de las inmobiliarias, sino de la gestión de las cajas. ¿O es que cuando Unicaja ha rechazado la fusión con Caja Castilla la Mancha la problemática no era equiparable? ¿Donde está la diferencia? Sin duda, en la capacidad de gestión, en la eficiencia de la empresa y de sus directivos, en el saber decir no a promotores no demasiado solventes ni creíbles, en rehusar los préstamos a quienes no garantizaban un mínimo de fiabilidad en su devolución, en financiar arriesgadísimos negocios, en facilitar créditos a políticos y a formaciones políticas muy endeudadas y de dudosa economía,...

 En el caso de Cajasol, este articulista sólo puede especular en base a los comentarios que oye acá y acullá, unos mejor fundados que otros. Dícese que cuando el río suena, agua lleva. Óyese que algún experimentado profesional de la Caja de Ahorros de Huelva fue apartado fulminantemente por su oposición a ciertas prácticas no ortodoxas. Créese que el órgano de gobierno de esta entidad se halla demasiado vinculada al Partido Socialista. Confírmase que el nombramiento de doña Petronila como vicepresidenta de esa institución se orienta hacia una inevitable política de fusión. Uno defiende las fusiones bancarias y cajistas cuando el fin de las mismas es el interés general. Uno se opone a ellas, cuando la falta de transparencia preside la actuación de sus dirigentes. Uno desconfía de este gobierno. Uno ya no sabe, en caso de que Unicaja absorba a Cajasol, si la intención es la mejor gestión financiera de las mismas o la voluntad de ocultar cifras desconsoladoras. Lo de la presidenta de la Diputación me lleva a decantarme por la opción segunda. ¿Y ustedes?.
Un saludo.

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